20 aniversario de Europa Sur

Un túnel para unir las dos orillas del Estrecho

  • La Sociedad Española de Estudios para la Comunicación Fija a través del Estrecho de Gibraltar (SECG) y su homóloga marroquí SNED trabajan desde 1979 en la idea de acercar Europa y África. En los últimos 20 años, tras numerosos estudios, la situación se ha reactivado y ambas sociedades presentarán a sus respectivos gobiernos el próximo mes de mayo un informe de viabilidad. De construirse, supondrá todo un reto para la ingeniería moderna

Ha sido uno de los grandes sueños de las tres últimas décadas del siglo XXy una aspiración para la primera mitad del XXI. El enlace fijo de las dos orillas del Estrecho de Gibraltar es considerado durante los últimos años como una utopía más cercana a una leyenda para la mayoría, aunque hay quien lo considera un reto asumible para la ingeniería.

El túnel de Seikan en Japón (inaugurado en 1985), el de la mancha entre Gran Bretaña y Francia, el sistema de puentes entre las islas de Honshu y Shikoki en el archipiélago nipón o los que unen las dos islas de Dinamarca (Sealand y Fyn) con la península de Jutlandia y el existente entre la capital danesa y Malmoe (Suecia) son ejemplos de viabilidad entre este tipo de construcciones.

El Rey Juan Carlos I y Hassan II dieron los primeros pasos en 1979 con la Declaración de Fez, en la que se comprometieron a estudiar la viabilidad de una comunicación permanente en el Estrecho de Gibraltar.

Diez años después, año del nacimiento de Europa Sur, los análisis geotécnicos de la Sociedad Española de Estudios para la Comunicación Fija a través del Estrecho de Gibraltar (SECG) apuntaban que, tras nueve años de estudio, la construcción de un enlace era posible e incluso se presupuestaba en un billón de pesetas –6.010 millones de euros–.

Ya en 1995 se optó por un túnel ferroviario desde Punta Paloma, entre Tarifa y Facinas, hasta punta Malabata, cerca de Tánger, muy similar al Canal de la Mancha, de 42 kilómetros entre estaciones;con tres galerías entre 300 y 475 metros de profundidad, dos para circulación ferroviaria y una para servicios y seguridad. El diseño prevé una longitud bajo el mar de 28 kilómetros, más diez bajo tierra firme. El proyecto, redactado por SECEG y su homónima marroquí SNED y bajo supervisión de un comité mixto hispano-marroquí creado en 1980, se ha reactivado en los últimos años.

Tanto es así que en noviembre de pasado año la ministra de Fomento española, Magdalena Álvarez, defendió el proyecto como una apuesta firme de ambos gobiernos de prolongar la red ferroviaria europea con apoyo y financiación de la Unión Europea. Exteriores también defiende a pies juntillas esta iniciativa.

En mayo de este año está previsto que SECG y SNED presenten el informe de viabilidad del proyecto a los gobiernos de España y Marruecos. Todo ello a pesar de que los últimos sondeos realizados en 2005 han revelado la presencia de dos paleocanales con sendas brechas arcillosas que hacen más inestable el terreno. Los expertos, no obstante, siguen estimando la idea como viable, con un coste previsto –aunque todo está sujeto a cambios– de 11.000 millones de euros.

En 1989 los técnicos pensaban que la solución del túnel era la favorita en un 85% y el puente en un 10%. Había otras iniciativas, pero fueron descartadas casi de antemano. Dos décadas después hay quien se ha aventurado a realizar previsiones de tráfico con datos como 15 millones de toneladas de mercancías al año y otros 15 millones de pasajeros para 2040.

Hace 20 años se estimaba que la unión fija del Estrecho sería una realidad en 50 años. Sólo faltan 30. De ser así, Europa Sur estará ahí para contarlo.

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