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Análisis 'Dishonored 2'

  • Arkane Studios impone nuevas normas a las mecánicas de sigilo con la segunda entrega de la saga, que hace gala de un increíble nivel de rejugabilidad y un sobresaliente diseño de escenarios.

Una imagen de 'Dishonored 2'. Una imagen de 'Dishonored 2'.

Una imagen de 'Dishonored 2'.

Dishonored es un juego de acción y sigilo en primera persona desarrollado por Arkane Studios que Bethesda Softworks publicaba en 2012 para la anterior generación de videoconsolas y PC. La fórmula de juego ya nos encandiló entonces por su ambientación y su maestría a la hora de ofrecer una equilibrada combinación de sigilo y acción, además de su jugabilidad no apta para impacientes. Ahora llega el turno de la esperada secuela para PC, PlayStation 4 y Xbox One, con un título que invierte, de nuevo, en un entorno steampunk para presentar sus divertidas mecánicas de sigilo y combate. La entrega está llena de posibilidades y nuevas características, ya que extiende y mejora casi todos los elementos vistos en el original, y a falta de modos multijugador, se encuentra entre las mejores opciones jugables del año.

En Dishonored 2 somos participes de las desventuras de la hija de Corvo Attano, protagonista de la primera entrega 15 años después de la historia original. Delilah, una bruja perturbada que cuenta con una poderosa magia negra, se ha hecho con el trono de la emperatriz Emily Kaldwin y el futuro del imperio pende de un hilo. A continuación, echamos un vistazo a la esperada secuela.

El crecimiento de una prometedora franquicia

Cuando el primer Dishonored llegó a las tiendas los jugadores se llevaron una agradable sorpresa. Después de todo, el título desarrollado por Arkane Studios lograba introducir buenas ideas en el tan castigado, desgastado y saturado genero de los FPS. ¿Cómo lo lograron? Pues a base de combinar mecánicas de sigilo con poderes sobrenaturales. Cuatro años más tarde, el estudio ha trabajado mucho en su prestigiosa franquicia y está en disposición de lanzar un juego que no sólo alcanza los altos valores de calidad del original, también eleva y mejora en sus acertados planteamientos jugables.

El juego transcurre 15 años después de la historia original, y para comenzar, el jugador podrá elegir entre Emily Kaldwin y Corvo Attano para afrontar la aventura. Como en el episodio anterior, este universo de magia y tecnología se combinará para crear un estilo de juego único, ya que la historia varía dependiendo de las elecciones que tome el jugador. Podremos optar por usar la marca del Forastero y los nuevos poderes sobrenaturales de Emily para dar caza a los enemigos o bien utilizar el sigilo, de manera que con todas estas variables no existe un estilo específico predeterminado para el juego.

En el original, Corvo Attano escapaba a duras penas el día de su ejecución marcado por el Forastero, un personaje de otro mundo que le concedió poderes sobrenaturales. Si bien es cierto que Corvo llega con el mismo conjunto de habilidades (con algunas modificaciones), el verdadero cambio para la franquicia llega con Emily, que presenta un exquisito conjunto de magias y características con un excelente diseño.

El sigilo como estrategia vuelve a ser clave. El sigilo como estrategia vuelve a ser clave.

El sigilo como estrategia vuelve a ser clave.

La joven Emperatriz y el veterano Corvo

Corvo es un protagonista poderoso que se convierte en un personaje heroico y querido. Pero en lo relativo al corazón del Dishonored original, se puede decir que era Emily Kaldwin quien representaba ese papel. En el primer juego, Emily era aún una niña y las acciones de Corvo no solo tenían un profundo efecto en el mundo que le rodeaba, sino también en la propia Emily. Pero a diferencia del primer juego, esta vez se puede elegir entre los dos personajes para jugar la campaña. A nivel práctico, lo mejor es que cada personaje tiene sus propios movimientos y poderes, premiando a aquellos que están dispuestos a jugar la historia completa dos veces. Ambos personajes tienen habilidades profundamente diferentes: el primero más indicado para la acción, mientras que la protagonista femenina se apoya más en el sigilo. Aunque jugaremos las mismas misiones con ambos personajes, las reacciones y algunos elementos de la historia cambiarán en función del protagonista.

Aquellos que disfrutaron con la trama del primer juego, se sentirán como en casa mientras se desarrolla Dishonored 2, ya que ofrece un estilo narrativo muy familiar. Incluso con un guion no demasiado brillante, que hace del abuso de cliché una norma, las misiones cautivan gracias a una electrizante atmósfera que permite que cada minuto de juego merezca la pena.

Una delicia con el mando las manos

Es común que los juegos con un enfoque de sigilo cuenten con varias opciones viables para superar los retos que se plantean, pero es difícil encontrar un título más abierto a estas variables que Dishonored 2. Más que una alternativa, se anima al jugador a experimentar durante todo el tiempo gracias a un inteligente diseño de los niveles. La producción se puede enfocar desde dos esquemas básicos: con intenciones no lesivas o, por el contrario, asesinas. Esto se traduce y ramifica con decenas, quizá cientos, de maneras de superar a los enemigos. Sus muertes son brutales, sangrientas y gratificantes, e involucran de todo, desde espadas a explosivos, pasando por los poderes sobrenaturales. Pero el camino gana en diversión cuando el jugador se comporta de forma discreta gracias a la sobresaliente inteligencia artificial con la que se ha dotado a los enemigos, sistemas que ganan al ofrecer muchos elementos para ejecutar movimientos no letales.

Además, hay una cierta tasa de la narrativa que dirige constantemente el jugador por la senda del sigilo. Sólo que no se preocupa, ni penaliza la solución con menos sangre, únicamente deja implícita la opción de la no violencia. Se puede comprobar como la secuela se ha diseñado para ofrecer un mayor nivel de inmersión en el universo del juego y, de hecho, la ciudad presenta la evolución natural del paisaje a raíz del tiempo que ha pasado desde los hechos narrados en el primer capítulo.

Los objetivos siempre ofrecen dos soluciones para avanzar: ir eliminando a los enemigos uno a uno, empleando el sigilo entre las sombras, o usar los diferentes métodos de aniquilación -tan variopintos como divertidos- e ir al grano. La nueva habilidad de enlazar muertes de Emily, por ejemplo, permite relacionar a varios enemigos para que sufran el mismo daño. Pero además de las diferentes habilidades sobrenaturales, contamos con el arsenal típico de la serie, como la espada, o diversas armas de largo alcance. La perspectiva en primera persona es perfecta para este tipo de situaciones, pero no estamos ante de un juego de acción tradicional, sino que estamos ante un cóctel entre acción y exploración.

El jugador puede afrontar las diferentes situaciones con estrategias distintas. El jugador puede afrontar las diferentes situaciones con estrategias distintas.

El jugador puede afrontar las diferentes situaciones con estrategias distintas.

Sobresaliente dirección de arte

A nivel técnico, es una delicia ver cómo se ejecuta el diseño dinámico del escenario, recolocándose y moviéndose ante nuestros ojos con sobresalientes efectos de sombras, pero es innegable que Dishonored 2 no es el juego con más potencia gráfica que se ha lanzado en la actual generación de videoconsolas. Los modelados de los personajes y las texturas simplemente se presentan como suficientes si se compara con otros éxitos del año, sin embargo, la dirección de arte es capaz por si sola de elevar la experiencia y proporcionar grandes niveles de inmersión en este mundo steampunk. Un universo rico, colorido y bien dibujado, algo que prácticamente convierte la ciudad en un personaje independiente. Claro está, estrechamente relacionado con los elementos de juego en una hermosa simbiosis. Esto se hace evidente durante las primeras etapas, pero alcanza su máximo exponente en los niveles más avanzados de la trama.

Entre los elementos menos inspirados de Dishonored 2, confluyen algunas características que le impiden alcanzar su máximo potencial. Entre ellos está que nunca escala su nivel de dificultad, lo que permite al jugador afrontar el tramo final de la obra de forma un tanto lineal, algo que puede frustrar a los jugadores que buscan experiencias que se endurecen a medida que avanzan en la trama. También es cierto que, a partir de la segunda vuelta al juego, algo obligado, es más divertido y se pueden controlar los designios del personaje con otras intenciones, además de dirigir la atención a la búsqueda de los muchos objetos de colección repartidos por el mapa.

Conclusiones

En Dishonored 2 se puede encontrar todo lo bueno del trabajo realizado en el primer título de la serie, pero la secuela hace gala de una producción más moderna y elegante. El nuevo trabajo de Arkane Studios encaja perfectamente en la premisa de la serie y la posibilidad de jugar con los dos protagonistas es un acierto en todos los sentidos. Incluso con una trama que no llega a la altura del juego y un apartado técnico algo inconsistente, estamos ante uno de los mejores títulos de sigilo que podemos encontrar en el mercado, todo gracias a sus excelentes mecánicas, un increíble nivel de rejugabilidad y un sobresaliente diseño de escenarios que incentiva a la exploración.

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