OBITUARIO

Manolo Cortés, torero de suprema calidad

  • Madrid, Sevilla y Valencia fueron plazas clave en su carrera

  • Su toreo tenía pellizco

Manolo Cortés, quien ha muerto tras una durísima enfermedad, nació en Gines (Sevilla) el 11 de junio de 1948. Fue un torero de suprema calidad, con pellizco, que tanto con el capote como con la muleta unía poder y arte gracias a la capacidad para entender con facilidad el juego de los toros y a un temple especial. Con una serie o incluso con tan sólo un par de muletazos era capaz de entusiasmar al aficionado, que siempre lo tuvo como un torero referente. Por sus cualidades artísticas, únicas, algunos aficionados e incluso críticos llegaron a calificarlo, erróneamente, de torero gitano.

Según nos contaba el propio Cortés, cuando era un chaval ya reveló su capacidad y grandes cualidades para el toreo en un tentadero en Los Alburejos, la finca de Álvaro Domecq, donde hacía tapia. Impresionó a José Camará y a Alberto Aliaño. Camará, ese mismo día, habló con Balañá para darle el debut en una novillada sin picadores y desde entonces el propio Aliaño fue su apoderado.

En Sevilla sumó 62 actuaciones, únicamente superado por Curro Romero

Manolo Cortés debutó con picadores en Cortegana (Huelva) el 10 de septiembre de 1966. Tras una temporada con picadores en la que toreó 25 novilladas, tomó la alternativa en Fallas el 14 de marzo de 1968 con toros de Carlos Urquijo, de manos de Antonio Ordóñez y con Diego Puerta de testigo. Cortés afirmaba que Antonio Ordóñez, al que admiraba mucho y consideraba como un padre profesional, quedó impactado por una actuación suya en Fuengirola y decidió darle la confirmación el 16 de mayo de 1968 en Madrid, como hacía el maestro de Ronda con los nuevos toreros, con la finalidad de darles un baño, como se dice en el argot taurino. Ese día Ordóñez estuvo inmenso en Las Ventas y Cortés, herido en su amor propio, salió a por todas en la siguiente corrida en ese San Isidro y cortó tres orejas a su lote de Antonio Pérez, obteniendo un éxito enorme.

Cortés tuvo dos plazas predilectas: Madrid y Sevilla y también contó con gran cartel en Valencia.

En Madrid se retiró en 1997 venerado por la afición de la cátedra tras sumar 41 tardes. Dos años antes, en 1995, sufrió una cornada tremenda en la pierna izquierda, con dos trayectorias de 40 y 20 centímetros, que acusó. Entre sus faenas importantes en la capital de España se encuentran las que hizo a un toro de Los Bayones, otra a uno de Campos Peña y otra a un astado de Luciano Cobaleda, en la Corrida de la Prensa.

En Sevilla es el torero que más ha toreado en la Maestranza después de Curro Romero. Sumó 62 actuaciones. De la plaza sevillana se retiró el 9 de abril de 1997. Entre otros triunfos en el coso del Arenal, destacaba su tarde de 1969 con toros de Carlos Núñez, cortando tres orejas y saliendo a hombros por la Puerta del Príncipe; una faena a un toro de Carlos Núñez, otra a un samuel, otra a un astado de Manolo González y una que valoraba mucho el maestro, a un toro de Miura, ganadería con la que brilló en muchas ocasiones.

De la docena de grandes faenas que Manolo Cortés destacaba y que cuajó en su carrera, tres de ellas fueron a toros de Miura, lo que parece una paradoja en un torero catalogado de artista. Y es que Cortés tenía una capacidad asombrosa para ver el toro. De hecho, una de sus cumbres tuvo lugar en la plaza de Valencia, donde desorejó a un miura tras una faena soberbia. En esa plaza, que también fue señera para el sevillano, cortó un rabo a un toro de Bohórquez.

Además de Las Ventas, la Maestranza y Valencia, Manolo Cortés dejó su impronta de gran torero en numerosos cosos, especialmente y entre otros en Bilbao, Pamplona y Dax.

Manolo Cortés, una vez retirado, apoderó a varios diestros, entre ellos a Oliva Soto, Manuel Escribano, Salvador Vega, Tomás Campos y Pepe Moral, con quien estuvo ligado profesionalmente durante siete temporadas.

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