feria de abril 2018 |análisis del ciclo primaveral en la plaza de toros de sevilla

El Juli, dueño del cotarro

  • El madrileño cuaja una actuación histórica el lunes 16 de abril, cortando cuatro orejas –dos de ellas simbólicas a un toro indultado de Garcigrande, Orguillito, que fue indultado–, saliendo a hombros por la Puerta del Príncipe por quinta vez en su carrera

El Juli, sacado a hombros por la puerta del Príncipe.

El Juli, sacado a hombros por la puerta del Príncipe. / Juan Carlos Muñoz

Julián López El Juli se hizo dueño del cotarro de la Feria de Abril. Arrasó. Con esos aires de legionario romano que le caracterizan, con esa convicción de quien conoce el percal, y con unas dotes lidiadoras fuera de lo común, convenció a la afición sevillana y se convirtió en el gran triunfador del ciclo y único torero que atravesó a hombros –por quinta vez en su carrera– la emblemática Puerta del Príncipe, tras cortar cuatro orejas –dos a su primer toro y dos simbólicas del quinto, de Garcigrande, de nombre Orgullito, que fue indultado–.

¿Qué hizo El Juli para que los espectadores, sin excepción, lo elevaran a los altares el 16 de abril, en la primera de sus dos comparecencias...? A El Juli, en plena sazón y en su mejor actuación global en La Maestranza, le tocó el premio gordo con un gran toro, Orgullito, número 35, negro, bajo, de 528 kilos y extraordinariamente bravo en la muleta –otra cosa fue el tercio de varas: pelea sin exigencias para plaza de primera–.

El Juli exhibió su tauromaquia en una faena con dominio, poder y ligazón, brillando al natural y con la diestra, con pases en los que barrió literalmente el albero... el delirio y el indulto al toro y las dos orejas simbólicas. Al otro toro lo desorejó por una labor marcada por el dominio y el ajuste. Actuación histórica. En su segunda tarde dio una vuelta al ruedo tras petición de oreja.

Pepe Moral cortó tres apéndices en dos tardes. Dos de ellos nada menos que a 'miuras', saliendo a hombros por la puerta principal. En la de Miura, con el manejable segundo, Moral concretó una buena faena coronada con una estocada en lo alto para cobrar una oreja. Y con el buen cuarto, faena inteligente, medida y con ligazón, por la que cortó una oreja con petición de otra.

José María Manzanares pasó de puntillas con el peor lote el Domingo de Resurrección. En su segunda cita se alzó por derecho propio como triunfador en un festejo en el que cortó dos merecidas orejas al gran Encendido, de Cuvillo, para el que parte del público pidió la vuelta al ruedo en el arrastre. La estocada en la suerte de recibir fue una rúbrica perfecta para coronar una gran obra. En su última tarde cortó una oreja por una faena desigual.

Talavante, en su primer compromiso cortó una oreja, premio sin entidad para una plaza de primera categoría. En su segundo pasó inadvertido. Y en el tercero consiguió un trofeo valioso de un toro nobilísimo, en una faena desigual, con entrega, tesón y gusto que remató con una gran estocada.

Roca Rey, que hizo triplete, resultó el triunfador del festejo del Domingo de Resurrección, añadiendo a su estoicismo, clase e improvisación, con algunos naturales exquisitos al ralentí ante un toro noble. Ganó un trofeo de mucho valor. En las otras dos se fue de vacío.

Pablo Aguado, en su segunda corrida como matador, ha sido la revelación del ciclo. Cuajó una gran actuación en el cartel de toreros sevillanos, cortando una oreja al sexto tras una faena variada y brilló al natural en el tercero.

El Fandi cortó una merecida oreja bajo la lluvia en la corrida de Fuente Ymbro y a Padilla, quien dio una vuelta al ruedo y el presidente no le otorgó un trofeo solicitado mayoritariamente.

Ponce cortó una oreja en la de Garcigrande por una faena desigual. Garrido, por encima de su lote de El Pilar, cortó otra y dio una vuelta al ruedo. Y Bolívar se miró en Rincón para conseguir un trofeo.

De los diestros que no consiguieron trofeos, Ferrera, a tres tardes, dejó buenas sensaciones el Domingo de Resurrección. Manuel Escribano brilló en la 'victorinada', dio una vuelta al ruedo tras petición y escuchó la música en el capote. Se estrelló con un mal lote en la miurada. Por su parte, Curro Díaz plasmó varios muletazos que fueron auténticos carteles de toros.

El único espada herido, Román, que venía a una sóla tarde, dejó patente su arrojo.En rejones, Andrés Romero cortó dos orejas y Galán, que aportó los pasajes de mayor altura y Vicens cortaron una.

En ganaderías, La Palmosilla, que debutaba, sorprendió gratamente con una corrida bien presentada y tres toros de buena nota. Tras ella, Garcigrande, Cuvillo, El Pilar y Fuente Ymbro soltaron algunos ejemplares con buen nivel y destacó la de Bohórquez en rejones. Dentro de los fracasos destacan los de Victorino Martín y Jandilla.

En el análisis más allá del ruedo, destaca la gran afluencia de público en feria, un público que en muchos de los trofeos solicitados no tiene en cuenta la exigencia de una plaza de primera que se supone es La Maestranza, donde los entendidos y aficionados son minoría en un espectáculo en el que el tercio de varas se encuentra, como el lince, en vías de extinción; salvo que en este caso nadie hace nada por salvarlo. Y, como en la pasada edición, sería conveniente que se unificara el criterio presidencial.

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