Toros

Hernández asciende otro peldaño

  • El torero pacense corta dos orejas en una interesante actuación · Andy Cartagena consigue otro trofeo · Joao Moura, hijo, dio una vuelta tras petición · Domecq, Rui Fernandes y Galán, ovacionados

GANADERÍA: Toros de Murube, que en conjunto dieron mal juego. TOREROS: Antonio Domecq, tres pinchazos y bajonazo (saludos). Rui Fernandes, dos pinchazos y descabello (palmas). Andy Cartagena, rejonazo (oreja con petición de la segunda). Sergio Galán, Pinchazo y rejón trasero (saludos). Joao Moura, hijo, rejonazo y dos descabellos (vuelta tras petición). Leonardo Hernández, rejonazo (dos orejas). Incidencias: Plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla. Domingo 25 de abril de 2010. Lleno.

El antaño dios puro de la guerra, señor de la velocidad, que hizo volar al hombre, manantial para el guerrero y que hizo temblar las batallas es hoy en día, en el albero, el sueño del centauro. El caballo de rejoneo, los caballos, fueron ayer el centro de las miradas de los espectadores que llenaron la Maestranza y aplaudieron piruetas, cabriolas... En el paseíllo braceaban los caballos como queriendo descorrer el telón para que el espectáculo comenzase. Un público ávido por ver a seis toreros que compitieron, con una corrida de Murube, que en conjunto dio mal juego.

Como sucedió el año pasado fue Leonardo Hernández quien ganó la batalla matinal de rejones. El joven torero pacense demostró que continúa ascendiendo peldaños. Supo hacerse con un toro que se fue apagando y acabó parado. Toreó por dentro. Clavó al estribo. Y se metió a la gente en el bolsillo en la suerte al violín, con tres banderillas cortas. El rejonazo final fue determinante para desorejar al deslucido murube.

Andy Cartagena consiguió un trofeo de un astado manejable, pero a menos. En el primer tercio le quedó enhebrado el rejón en una de las entradas. En las banderillas, clavó en alguna ocasión al estribo y dentro de su línea espectacular no faltó la suerte al violón o algunos desplantes, como la suerte del teléfono. Mató también de rejonazo fulminante. En esta ocasión, la presidencia únicamente concedió un trofeo.

Abrió cartel Antonio Domecq con un toro deslucido. Dentro de la monta clásica de su casa, se lució en el segundo tercio, intentando clavar sin ventaja alguna y dentro de los cánones, con un puntito de frialdad en comparación a sus compañeros. Como desgraciadamente le suele suceder, no acertó a la primera en la suerte suprema y perdió un trofeo.

El portugués Rui Fernandez se las vio con un manso al que recibió junto a toriles, clavándole un rejón en todo lo alto. El lusitano lidió con solvencia, pero falló al matar.

Sergio Galán se enfrentó a un toro muy parado. Tuvo que arriesgar mucho, pero aún así no pudo lograr el triunfo.

Joao Moura, hijo, que sustituyó al lesionado Álvaro Montes, tiene un concepto muy clásico del arte de Marialba. Destacó en banderillas, atacando de frente, y toreando a dos pistas. Precisó de dos descabellos tras el rejonazo por lo que su actuación quedó en una vuelta al ruedo tras petición de oreja por parte del público.

El espectáculo, que resultó entretenido, sirvió fundamentalmente para el ascenso de otro peldaño por parte del joven Leonardo Hernández.

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