Sagrario oliver. 'bienvenidas al norte, bienvenidas al sur'

"No es patriotismo, yo siento a Cataluña como un trozo mío"

  • Esta jubilada de Castilleja de la Cuesta, ex concejala, es una de las 'abuelas' andaluzas del programa de convivencia de Jordi Évole que esta noche se estrena en La Sexta

Jordi Évole con las mujeres de 'Bienvenidas al Norte...'. Sagrario Oliver es la tercera por la izquierda.

Jordi Évole con las mujeres de 'Bienvenidas al Norte...'. Sagrario Oliver es la tercera por la izquierda. / atresmedia

Toparse en la localidad de Berga con esteladas por los balcones se hace incómodo en estas semanas donde el llamado Procés sigue enquistado y generando dolor en la opinión pública española. El nuevo presidente catalán, Quim Torra, que como heredero de los orígenes del pujolismo tildó a los andaluces de seres inferiores, no viene a mejorar el clima. Pero siete 'abuelas' andaluzas hicieron las maletas para presentarse en el cogollo de la Cataluña independentista y convivir con quienes defienden la secesión. Este es un formato de Jordi Évole, de Producciones del Barrio, nacido "con buena intención" de un encuentro entre una y otra parte de España a raíz de aquella experiencia de Eugenia Parejo, que acogió en su casa al líder de ERC Oriol Junqueras. Las siete abuelas catalanas anfitrionas harán el camino de vuelta para encontrarse con una realidad andaluza bien distinta a los tópicos que se mastican por allá. Bienvenidas al Norte, bienvenidas al Sur se estrena este martes por la noche en La Sexta. Sagrario Oliver es una de las andaluzas protagonistas.

-Preséntese a los lectores.

-Me llamo Sagrario Oliver, soy de Castilleja de la Cuesta, jubilada. Tengo 68 años y he sido funcionaria de la Junta de Andalucía. Estoy afiliada del PSOE y participé en tareas del gobierno municipal, como la mujer catalana con cuya familia conviviré en este programa.

-¿Cómo surgió la propuesta de este 'reality' de concordia?

-Formo parte de la asociación de mujeres Atarazanas y me presenté a un casting que llegó a la entidad sin saber cuál era el programa. Yo me animo a todo y me inspiró la curiosidad. Fui seleccionada y sólo entonces se nos explicó de qué iba todo. Hubo compañeras que se echaron atrás, por ejemplo porque no tenían disposición a acoger alguien en su casa. Yo vivo sola y cedí mi cuarto a mi invitada. Yo me fui a dormir con mis gatos...

"Defiendo que si quieres que Cataluña no se vaya de España empieza por respetar a los catalanes"

-Hoy veremos cuando las andaluzas hacen las maletas ¿cómo fue ese primer contacto?

-Todo fue muy distinto a lo que nos imaginábamos. Las siete andaluzas íbamos con bastantes prejuicios sobre el supremacismo, el adoctrinamiento. Yo siempre he querido a los catalanes y mi postura ha sido siempre contraria a los boicots. No podemos permitir que los catalanes se sientan excluidos porque entonces le hacemos el juego a los separatistas. Siempre he defendido que si quieres que Cataluña no se vaya de España empieza por respetar a los catalanes. Cuando eliminaron allí las corridas de toros yo, que soy antitaurina, me gustó la idea, pero después me di cuenta de que fue una medida sólo por un interés político particular.

-¿Iba a Cataluña 'con la escopeta cargada'?

-Yo iba beligerante, sí. Después hablas con la gente y encuentras puntos de conexión. Han tenido mucho sentimiento de agravio. Los idiomas realmente no nos deberían alejar, entiendo que en los últimos meses se haya avivado la crispación pero estamos a tiempo de atemperar el ambiente. Entre nosotras han buscado perfiles comunes para comprobar que con el encuentro y el diálogo puede haber más comprensión.

-¿Cómo llevó lo de los idiomas?

-No es un problema en el día a día. Tal vez quienes tengan más problemas sean los estudiantes universitarios, pero en la vida cotidiana los idiomas no son un problema. Mi hija emigró a Australia y lleva 22 años allí. Se siente australiana porque tú eres de donde vives, aunque tengas sentimientos de tus orígenes.

"Las catalanas verán que en Andalucía no vivimos a costa de nadie y que aquí se trabaja mucho"

-¿Cómo se ha llevado con los más extremistas?

-Yo he mostrado respeto a todos aunque haya ideas con las que nos estuviera nada de acuerdo. No entiendo ese odio que se tiene al Rey. Me cuesta la idea de deshacer un trozo de España. El problema mío con Cataluña no es patriotismo español sino que yo siento a Cataluña como un trozo mío, un trozo más de mi tierra, de mi cultura. Con esta idea los andaluces nos hemos enfrentado a alguna tensión con los catalanes. Algunos se sienten invadidos por nosotros. Este rebrote independentista ha sido estallido y un fuego que seguirá ahí aunque no nos guste.

-¿Cuál sería la solución, aunque no sea fácil?

-Hay que apaciguar los ánimos, que haya gobiernos sensatos de una parte y otra. Esta convivencia en el País Vasco hubiera sido más difícil, porque allí hay un rechazo a lo español con más ahínco.

-¿Cómo son sus 'homólogas' catalanas?

-De las siete abuelas tres son de varias generaciones de catalanes, pero las otras cuatro son o emigrantes o descendientes. Me parece que este programa es un punto de inflexión, conciliador, necesario. En estos momentos detecto que hay una animosidad de España contra Cataluña, de enemistad, que no merece la pena. En Cataluña hay un sentimiento de rechazo más contra el Gobierno que contra los españoles. Yo he encontrado respeto allí, salvo excepciones. Todo se podría calmar con un poco más de encuentro.

-¿Qué tal le fue en su pueblo de acogida?

-Bine. Estuvimos en Sant Vicenç dels Horts, el pueblo donde Oriol Junqueras fue alcalde. Estuvimos también en el Parlament hablando con los políticos de todos los partidos. Con la cercanía las cosas se ven de una manera más calmada, que es lo que necesitamos.

-¿Y que dijeron las catalanas cuando vinieron aquí?

-Se sintieron muy a gusto, por supuesto. Ya lo veréis. Entenderán lo difícil que es encontrar un puesto de trabajo en Andalucía y que aquí no vivimos a costa de nadie y que aquí se trabaja mucho.

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