Visto y oído

Manual

EN La Nuestra es necesario que haya una inyección de buen humor. Falta ingenio y vis cómica voluntaria. Otras comunidades cuyos habitantes tiene fama de esaboríos cuentan con reconocidos programas de parodia en los que además de reírse de sus líderes saben reírse de sí mismos. O más bien consigo mismos. Por eso confiamos esperanzados en la única apuesta andaluza de unir actualidad y humor: el programa de Manu Sánchez, que regresaba este miércoles, pero al prime time del Canal 2. Y en directo. Una temeridad.

Aclaró nada más que llegar que iba a meterse con Chávez, con Z de Zapatero. Parece que no ha nacido aún una persona pagada por la RTVA que tenga la osadía de bromear con arte sobre nuestro presidente gris marengo (como el traje de su concentrada y atinada participación en Tengo una pregunta para usted). Al espacio le falta engarce, clima y aún más humor, pero no puede reprocharse mucho del estreno, donde lo mejor volvió a ser el monólogo del nazareno. Nos quedamos sin saber todavía si Manu sabe sacar partido a las entrevistas porque su alargado encuentro con el pitagorín Carlos Blanco, aquel chico sabelotodo de Crónicas Marcianas, fue casi un soliloquio del invitado, más repelente que el peluquero de Punset. Supimos entre otras cosas que el prodigio de Carlos se relaja con las noticias. Y eso que no ve las de Canal Sur. Por allí también anduvo un mejorable superhéroe, Superjuan, que viene a ayudar en modestas misiones a los paisanos. Le voy a mandar un e-mail para que ayude a un muchacho de San Juan de Aznalfarache que se ha empeñado en mudarse de casa a la otra punta de Sevilla. Habrá que echarle una mano. Y al mojino El Sevilla también habrá que ayudar para que impulse su poca vergüenza. Todo no va a ser largar vídeos de youtube y esperar el age internauta.

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