Visto y Oído

francisco andrés gallardo

Cunanan

Es verdad, tres capítulos, un atracón como el que se puede hacer cualquier día en una plataforma, son demasiados para una noche del domingo, intercalados de anuncios. Una entrega doble sería más razonable, para la gran mayoría. Así completaría Antena 3 sus servicios de afilar el paladar seriéfilo del público nacional. Emitir en prime time la segunda temporada de American Crime Story es un gesto en favor de mejorar la franja nocturna e intentar de nuevo que al menos miniseries extranjeras ocupen un lugar y horario destacado en la TDT. La programación dominical del más reciente estreno de Ryan Murphy se debe sobre todo a la presencia de Penélope Cruz y Ricky Martin, pero en realidad son apoyos del asesino en serie Andrew Cunanan. Darren Criss, con ese rostro que ya se trae de casa, está a la altura de un tipo tan siniestro.

Aunque sea la muerte de Versace el eje inicial de la ficción (y uno de los motivos para que llame la atención del gran público), el engranaje alcanza hasta el retrato psicológico de un tipo trastornado y complejísimo como el asesino del diseñador, quien es realmente el protagonista y centro del caso. Los no avisados, creyendo que iban a asistir a una Donatella de culebrón y a un Ricky de opereta, se han encontrado con un relato en varios planos temporales y un entrelazado de personajes de pliegues como el propio Versace, a cargo de Edgar Ramírez. Todo va más allá de la típica ficción comercial. Con ritmo sosegado, con los personales planos de las obras de Murphy, que va contando mediante hilos sueltos la convergencia del asesino y sus satélites, en el contexto de prejuicios y homofobia de la opinión pública y de los investigadores. Esta American Crime Story está por debajo de la de O.J. Simpson en todos los aspectos pero se ha convertido en una oportunidad para poner en un plano preferente las series exquisitas. Penélope está convincente (con doblaje regular) como la digna Donatella pero la serie da para bastante más que la curiosidad por el aspecto de la bella estrella de Alcobendas.

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