Sociedad

Heridos tres policías en una reyerta en las inmediaciones de una mezquita de Madrid

  • El atacante agredió a los agentes con un machete e inició un tiroteo con la pistola de uno de ellos. El chaleco antibalas les salvó la vida, aunque presentan heridas por arma blanca.

Dos agentes se acercan a identificar a un ciudadano en las inmediaciones de la mezquita de la madrileña M-30. Éste saca un machete, ataca a uno de ellos, roba el arma reglamentaria a su compañera y huye. Las autoridades salen tras él y una patrulla de la Unidad de Atención Ciudadana que está por la zona se suma a la persecución. Al intentar detenerlo, el nigeriano de 40 años agrede a otro policía nacional, también le quita su pistola y dispara contra sus captores. Los chalecos antibalas salvan sus vidas, pero un tercer agente es agredido durante el arresto. Como resultado, tres funcionarios resultan lesionados por arma blanca, uno de ellos de gravedad, con heridas en la cabeza, el hombro izquierdo y la zona del omoplato derecho.

Pasaban las 11:15 cuando una pareja de la comisaría de Ciudad Lineal acudió a identificar a un nigeriano a la altura del número 11 de la calle Salvador de Madariaga, en las inmediaciones de la mezquita de la M-30, junto al Tanatorio. En ese momento, el ciudadano atacó a uno de los policías nacionales con un machete y arrebató el arma reglamentaria a su compañera, una agente que se encuentra en prácticas.

Fuentes oficiales informaron de que el agresor, de fuerte complexión física, huyó del lugar. Los agentes, J.M.G. y R.G.M., le siguieron a la carrera y también una patrulla de la Unidad de Atención Ciudadana que se encontraba por la zona. Cuando intentaron detenerlo, el delincuente atacó a otro de los policías y también le quitó su pistola. Con esa segunda arma, disparó a sus captores.

Los chalecos antibalas salvaron las vidas de los nacionales, aunque quedaron las contusiones de los impactos. Al final, consiguieron arrestar al hombre, que tiene numerosos antecedentes, entre ellos, resistencia y desobediencia a la autoridad. En principio, el detenido fue trasladado a la comisaría del Distrito de Ciudad Lineal y luego a la sede de la Jefatura Superior de la Policía de Madrid. La Policía Científica y el Grupo VI de Homicidios de la Brigada de la Policía Judicial se hicieron cargo de la investigación. 

El agresor resultó herido en el forcejeo y "presentaba una amputación del dedo meñique de la mano derecha", explicó Beatriz Martín, portavoz de Emergencias Madrid. Por ello, tuvo que ser llevado al hospital Gregorio Marañón. En ese mismo centro se encuentra ingresado uno de los policías, de 22 años, en estado grave, con "una herida por arma blanca en la cabeza, otra en el hombre izquierdo y otra penetrante en la zona de la escápula derecha".

El segundo agente lesionado es un varón de 32 años "que presentaba una herida por arma blanca en la cabeza, una contusión por hematoma en la zona del pecho" y otra herida incisa en el hemitórax derecho. Se encuentra en el 12 de Octubre, "con pronóstico reservado", informó Martín. El tercero tiene 29 años y también presentaba "una herida en la cabeza", por lo que fue trasladado al Hospital de La Paz de Madrid. 

La CEP pide un chaleco para cada agente

Los chalecos antibalas salvaron la vida de los policías nacionales. Por eso, la Confederación Española de la Policía (CEP) pidió a la cartera de la que depende su sector que asigne uno a cada funcionario, de manera individual. A través de un comunicado, el sindicato recordó que "el uso del chaleco antibalas en Madrid se ha convertido en un elemento vital de trabajo para los policías".

Así, hizo hincapié en que los heridos sobrevivieron "por disponer de esta herramienta de autoprotección que, de forma sorprendente, deben costearse ellos mismos, porque el Ministerio de Interior no dispone de suficientes unidades como para que todos los funcionarios puedan emplear este elemento básico de trabajo". La Policía Nacional, "al contrario de lo que ocurre en otros países, considera que el chaleco antibalas es una herramienta de uso 'comunitario'".

Según el texto, "la media actual de chalecos antibalas en la Policía es de uno por cada cinco funcionarios en activo". No obstante, "las compras de los últimos años han mejorado la cifra", pero "el número de chalecos disponibles en el Cuerpo entre 2006 y mediados de 2010 sólo aumentó en 2.485 unidades, frente a los ingresos de promociones de nuevos policías, que claramente han superado la cifra disponible". 

La CEP solicitó a Interior y a la oposición que, "de una vez por todas, superen esa idea según la cual los chalecos antibalas son elementos de dotación policial colectiva"... "Nunca una inversión en seguridad fue tan rentable como la que viene reclamando desde hace años". Además, el sindicato condenó "la brutal agresión" y mostró su "apoyo a la labor que desarrollan cientos y cientos de jóvenes profesionales de la seguridad pública".

Según resaltó, "su voluntad va mucho más allá de lo que la prudencia exigiría" y "contribuyen a que las calles de Madrid sean un lugar más seguro en el que los ciudadanos puedan desarrollar su vida sin miedo a ser víctimas de cualquier hecho delictivo". Su "desgracia" probó que "la especialidad de Seguridad Ciudadana, esa que actúa desde la misma antesala del delito, cuenta con unos profesionales con mayúsculas", a ojos de la CEP.

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