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Cuando jugar con más delanteros no es igual a más llegada

  • Marcelino trata de corregir los defectos del sistema de ataque, tan viciado o más que el defensivo.

El sistema defensivo no es el único mal endémico del Sevilla. Después del primer amistoso de nivel, ante el Espanyol, Marcelino dio en una tecla que quizá no llamó mucho la atención: "Me preocupa el ataque estático. Hay que mejorar la continuidad". El técnico sevillista se dio cuenta de que a su equipo le costaba abrir a los contrarios que le daban la pelota y notó que, en más ocasiones de la cuenta, el recurso era abrir a los extremos y que éstos solucionasen la papeleta, como en los últimos años. Pero de esa forma el Sevilla cae en lo que quiere erradicar Marcelino: no depender de la inspiración individual, no ser previsible y buscar otras vías.

Con jugadores de la calidad de Negredo, Kanoute, Jesús Navas o Perotti es muy difícil sustraerse a la tentación de sacar a toda la artillería al campo para que el talento natural de estos futbolistas aflore por sí mismo. Pero, si los extremos no están especialmente inspirados, el Sevilla vuelve a perderse en un quiero y no puedo, como ante el Hannover o el Villarreal, salvo en los prometedores primeros veinte minutos de juego.

El asturiano sabe que el contragolpe será una de sus especialidades. "Ahí vamos a ser letales, no me preocupa". Lo que le preocupa es que no haya juego interior, que el estatismo infecte al equipo y lo paralice, que todo se fíe a buscar a los dos extremos. Jesús Navas y Perotti, además, se han viciado con esa dinámica de tener que buscarse las habichuelas por su cuenta en cuanto se nubla la mente: conducen demasiado y siempre por fuera, se olvidan de jugar como interiores y de pisar área. El primero lleva sin marcar desde marzo, el segundo desde abril. Con Rakitic, y Marcelino lo sabe, debe volver el juego y la llegada por dentro, pero quizá la solución sea reeducar a los extremos, prescindir de uno de ellos o reconvertirlos a interiores.

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