Los linenses tampoco pudieron disfrutar del Cristo de la Misericordia y María Santísima de la Amargura ya que las inclemencias meteorológicas impidieron que también esta hermandad, la última del Viernes Santo, realizase su estación de Penitencia.

Minutos antes de la salida, el cortejo y los costaleros esperaban pacientes a que la junta de gobierno, reunida en las oficinas del santuario de la Inmaculada, tomase una decisión. Los cofrades contemplaban la posibilidad de que se tomase la decisión de no salir ya que a las nueve en punto de la noche, hora a la que la Cruz de Guía debía atravesar el atrio de la iglesia, estaba lloviendo.

Las predicciones eran malas y por eso la hermandad decisión no esperar y comunicar la mala noticia. El hermano mayor, Rogelio Muñiz, trasladó al resto de miembros de la cofradía, "con profunda tristeza", que "lo temores que teníamos a lo largo del día se han cumplido y no vamos a poder salir".

"No vamos a exponer el patrimonio de la hermandad", ni tampoco la parihuela que la cofradía de la Virgen de los Dolores le había dejado para que el Cristo de la Misericordia procesionase en ella por primera vez esta estación de Penitencia y no sobre los hombros de ocho nazarenos como se ha había hecho hasta ahora.

La Hermandad del Cristo de la Misericordia y la Virgen de la Amargura realizó un acto religioso y breve en el interior del santuario de la Inmaculada, tras lo cual, las cuadrillas de costaleros acercaron los pasos a la puerta del templo para que los fieles que esperaban fuera bajo la lluvia pudieran verlos.

Antes de eso, el director espiritual de la cofradía, el padre Juan Valenzuela, pidió a los asistentes que ofrecieran a sus imágenes "este sacrificio que supone cancelar esta salida que se había preparado con tanto cariño. Ofreceremos nuestra renuncia como ellos renunciaron a su vida y a su hijo. Ellos perdieron más que nosotros y al final ganaron".