Cautivo y Trinidad

El cielo se rinde ante el paso de Jesús de Medinaceli

  • La cuadrilla del palio demuestra su calidad al sacar el paso de la iglesia

Los linenses despejaron todos sus temores ayer a las 20:15 cuando vieron que las puertas del templo de Santiago Apóstol se abrían y salía la Cruz de Guía.

Y es que las nubes amenazaban tormenta y aunque las hermandades de Los Junquillos y San José habían decidido salir a pesar de que en esos momentos chispeaba, la junta de gobierno de la Hermandad del Medinaceli tenía que tomar su propia decisión.

El hermano mayor, Norberto Hurtado, comunicó minutos antes de la hora señalada a las personas que se dieron cita en la iglesia de que se había tomado la "difícil" decisión de realizar la estación de Penitencia a pesar del aspecto que presentaba el cielo, lo cual fue muy aplaudido por los nazarenos, costaleros y familiares.

Hurtado indicó que se había tomado esta determinación "con responsabilidad" y pidió a los hermanos que "lo entendiesen" ante la posibilidad de que comenzara a llover en cualquier momento de la procesión.

El hermano mayor deseó a todos "una magnífica estación de Penitencia que espero que vivamos con el mayor orden, recogimiento y serenidad".

Después se dirigió a los asistentes el párroco y director espiritual de la cofradía, Francisco Núñez, que pidió a los hermanos "respeto y silencio" durante el desfile, además de solicitar en ese momento un aplauso para las cuadrillas de costaleros de Jesús Cautivo y María Santísima de la Trinidad.

Una vez finalizado el rezo, el director de la banda de cornetas y tambores Muchachos de la Consolación de Utrera, que tradicionalmente acompaña al paso de misterio, entregó a la junta de gobierno una distinción.

En el cortejo no faltaron los agentes del Cuerpo Nacional de Policía, entre los que se encontraba el comisario, Ángel Lozano, que desfiló junto al Medinaceli. Además, tres efectivos recibieron la medalla de la cofradía. La propia comisaría también lució en su balcón un estandarte de color morado con motivo de esta procesión.

El paso del Medinaceli avanzó por el interior de la iglesia de Santiago para colocarse frente a la puerta, mientras fuera sonaba la marcha Cautivo y Trinidad. El paso de misterio logró cruzar sin problemas el atrio de Santiago y con la marcha La saeta enfiló la calle Jardines, mientras los fieles que se habían congregado en la salida aplaudían cada una de las maniobras que realizaba la cuadrilla.

Después le tocó el turno al palio de María Santísima de la Trinidad, cuya cuadrilla dedicó una de las primeras levantás en el interior de la parroquia a los familiares enfermos de los hermanos.

Una vez que la Virgen se posicionó en la puerta fue el alcalde de la ciudad, Alejandro Sánchez, el encargado de ordenar la levantá con la que la Trinidad habría de salir a la calle. La cuadrilla de costaleros demostró su calidad en esta maniobra que tuvo que realizar en cuclillas y con sumo cuidado. La Trinidad salió a la calle entre aplausos y los sones de la banda filarmónica Ciudad de Conil.

Como cada año, cientos de linenses realizaron sus promesas, muchos de ellos descalzos, detrás de ambos pasos, especialmente siguiendo al Medinaceli y es que la imagen del Cautivo es una de las que más fervor levanta entre los ciudadanos.

La cofradía estrenó en esta estación de Penitencia dos trajes de acólitos y un broche-medalla de oro de la Hermandad de Medinaceli de Madrid que procede de descendientes de los duques de Medina Sidonia y que ha sido donada por José Manuel Guzmán.

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