Semana Santa

Una chicotá en memoria del añorado Manuel Morata

  • La cofradía llora la muerte de su capataz y hermano honorífico la misma noche que procesiona con un cortejo joven y renovado

La Venerable Hermandad y Cofradía de Penitencia de Nuestra Señora de las Angustias cumplió anoche con una estación de penitencia muy especial. En la campana que guió el caminar de los más de 60 cargadores del paso -bajo las órdenes de su capataz Manuel Escamilla- paseó por las calles sanroqueñas el martillo con el que Manuel Morata, recientemente fallecido, llamó a su cuadrilla durante más de treinta años. Hermano mayor, capataz desde la fundación de la hermandad y hermano honorífico, el recuerdo de Morata estuvo presente en cada una de las chicotás con las que los cargadores procesionaron el Miércoles Santo.

Las Angustias, con su hijo en brazos, recorrió las calles arropada por jarrones de orquídeas moradas, rodeada de rosas color cardenal y luciendo crespón negro en recuerdo de Morata, cuya esposa fue testigo la noche anterior de la primera levantá del paso en la capilla de Nuestra Señora de la Visitación.

La cofradía de Las Angustias lució un cortejo de casi 170 personas entre penitentes, hermanos de orden y mantillas. El trabajo realizado por el equipo de fiscales de la junta de gobierno presidida por José Ángel Ramírez dio sus frutos y la estación de penitencia de este año concluyó con la imagen de un cortejo joven, renovado, que anunció el futuro de Las Angustias. Los responsables de la cofradía se vieron obligados, ante la demanda, a invertir en ropas de orden. Otro de los estrenos con los que procesionó Las Angustias fue un nuevo incensiario y la restauración de algunos enseres.

La Agrupación Musical Esencia de las Tres Caídas de San Fernando acompañó el sereno paso de La Piedad, cruz en alto y en el aire la sábana del descendimiento. La imagen, procedente de Olot (Gerona), fue adquirida en 1923 por el entonces párroco José Font de Benito. Se inició así la historia de una de las cofradías de mayor arraigo en San Roque.

Cientos de devotos siguieron a a la madre que llora la muerte de un hijo, que se descubre ante él con el gesto triste, desolado tras recoger en sus brazos el cuerpo sin vida de Jesús. Las Angustias, imagen fijada en la retina del Miércoles Santo.

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