Hasta el último minuto, la Venerable y Sacramental Cofradía de Nuestro Padre Jesús en la Oración en el Huerto, Santísimo Cristo de la Misericordia y Nuestra Señora del Buen Fin, miraba al cielo. Se dieron un plazo, pero las gotas comenzaron a caer. La junta de gobierno decidió finalmente suspender la salida procesional desde la iglesia del Corpus Christi y así se anunció al públicio que estaba en el templo, que rompió a aplaudir, mientras a algunos hermanos les caía las lágrimas.

"No voy a decir que las tenía todas conmigo. Realmente, yo lo veía", manifestó el hermano mayor, José Fernández Cordón, tras la reunión de la directiva. Su argumento era tajante: "yo no puedo poner en la calle la procesión aunque estén cayendo gotas. No puedo, porque aunque me hablen de patrimonio, para mí el patrimonio es desde la cruz de guía, hasta la banda que está detrás y el cuerpo de acólitos. Para mí, es una parte de la procesión y no puedo poner a muchos niños y a personas, incluso mayores, arriesgarlos frente a la lluvia".

Atrás quedaba un año de trabajo, pero también es verdad, según resaltó el hermano mayor que una cofradía siempre vive ese riesgo: "no es la primera vez".

Mientras, la iglesia se iba llenando de público para no perderse el acto que allí se iba a desarrollar. En medio, el Cristo de la Misericordia, lucía su esbelta figura sobre un manto de flores rojas.

También entró la banda de cornetas y tambores del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, de Palencia, que interpretó varias marchas. Igualmente, los rezos al Cristo de la Misericodia se hicieron un hueco, bajo la dirección del director espiritual de la cofradía, el padre Sebastián Llanes.

"El año que viene, Dios dirá, dijo José Fernández Cordón. En esta ocasión no pudo ser y la cofradía tuvo que conformarse con su salida procesión, el pasado Domingo de Ramos con su Cristo en la Oración en el Huerto.