La plaza de la Santísima Trinidad de la barriada de San José Artesano se bañó en la tarde de ayer de una temperatura excepcional para disfrutar del reencuentro bajo el cielo del Cristo de las Tres Caídas y María Santísima de la Trinidad. A las seis de la tarde la plazoleta era un hervidero de fieles, que entre las sombras de los majestuosos árboles divisaban atentos los primeros compases de la salida de las imágenes. Los vecinos del barrio esperaban con fervor esta cita, siendo la procesión de mayor duración de la Semana Santa de Algeciras.

El sol apretaba cuando bajo un aura de incienso y acompañado por la Banda Santo Sepulcro de Luque (Córdoba) salió el Cristo de las Tres Caídas. Eran las 18:12 horas cuando los aplausos arrancaron la tranquilidad de cada rincón de la plaza, expectantes los fieles ante la dificultad con el misterio, llevando a los costaleros a maniobrar de rodillas. Con la primera levantá entre el público se dio paso a una suave balanceo que condujo al Cristo a esperar, sigiloso, unirse con ella.

Hasta las 18:39 horas no apareció María Santísima de la Trinidad en la plaza de San José Artesano. La Banda de Música Virgen de la Palma de Algeciras fue la que arropó en todo momento su desfile. Las costaleras en este caso, equipadas con un atuendo flexible para la ocasión, arañaban sus rodillas con sumo cuidado para apoyar la salida de la imagen, en este caso sin palio, por la estrechez de la puerta y el volumen del paso. Casi cinco minutos después fue el turno de la primera levantá de la Trinidad ante sus fieles.

Una vez arrancaron el itinerario las dos imágenes, los ciudadanos que allí se congregaban empezaron a desalojar la plaza para unirse a los diferentes tramos del itinerario de esta procesión, cuya carrera oficial estaba prevista para las diez y cuarto de la noche, y la recogida muy entrada la madrugada, en concreto sobre las dos de la mañana.

Entre los puntos de referencia del itinerario de las Tres Caídas estuvieron las propias calles del barrio como la avenida España, para luego tomar la Virgen del Carmen o la subida por Millán Picazo, demostrando la grandeza de sus costaleros y costaleras. El estreno notable fue el escudo bordado en el faldón delantero del paso del Cristo.