lunes santo

Recogimiento en La Velada

  • La sencillez marca el avance del Cristo de la Esperanza por las calles de La Línea l La Virgen estrena un manto en azul noche tramado en plata

EL Lunes Santo es sinónimo de recogimiento en La Línea. También de sencillez y sobriedad, los elementos con los que la que la Hermandad de Penitencia del Santísimo Cristo de la Esperanza y María Santísima de la Concepción desarrolla su recorrido desde el barrio de La Velada hasta el centro linense.

Minutos antes de la salida del cortejo, en el exterior de la iglesia de San Pío X, cientos de personas se agolpaban para ver la salida de una de las cofradías más austeras de la ciudad, cuyo avance sólo está marcado en el palio de la Virgen por un delicado trío de viento. Puntual, a las 20:15 comenzó el avance del Cristo de la Esperanza, exornado con varios centros de lirios y con cuatro hachones protegidos por sencilla candelería. Con avance firme y en absoluto silencio, sólo quebrado por las órdenes del capataz y el arrastre de las zapatillas sobre el asfalto, el paso realizó una salida brillante para ganar la calzada de la calle Ángel y, desde ahí, avanzar hacia Colón.

Minutos después, María Santísima de la Concepción hizo su aparición en la calle tras el sencillo y elegante acompañamiento musical. La hermandad tuvo anoche la oportunidad de estrenar un bello manto con brocatel de realce azul noche, tramado en plata.

El cortejo estuvo acompañado por un gran número de penitentes, de negro riguroso y ajustado fajín de esparto, como otros símbolos de austeridad, así como por varias decenas de personas tras sendos pasos para cumplir promesas y peticiones a los sagrados titulares.

Poco a poco, con avance firme pero tranquilo, el cortejo se introdujo en las calles Cádiz y el Pasaje Feria hasta el giro en la calle Pedro Vejer, donde las dos cuadrillas de costaleros demostraron maestría en las revirás. A pocos metros, en el Paseo de la Velada, numerosas personas esperaban la llegada de la procesión mientras que por el resto de las calles del barrio la gente iba y venía en busca del mejor ángulo para ver las imágenes y, de paso, tomar alguna fotografía.

La también conocida como Hermandad del Silencio data de 1945, cuando la familia García Gil, donó al Padre Andrades la primitiva imagen del Santísimo Cristo de la Esperanza, realizada en pasta madera en los talleres de arte sacro de Olot (Gerona).

Primitivamente procesionaba cada Viernes Santo, si bien desde hace años realiza su estación de penitencia cada Lunes Santo.

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