Semana Santa

Silencio de Miércoles Santo tarifeño

  • El Consuelo procesiona por primera vez sin música junto a Las Lágrimas

El Silencio. El silencio y el racheo de los pies de sus costaleros. Esos fueron los únicos compañeros del Santísimo Cristo del Consuelo de Tarifa, santo y seña del Miércoles Santo, que este año decidió salir sin acompañamiento musical por decisión de su junta de gobierno. Seguido de Nuestra Señora de las Lágrimas, el crucificado realizó su estación de penitencia con el escudo trinitario en la parte trasera de sus faldones. Estreno de este 2017, al que se unieron los broches de los faldones de ambos pasos junto a los escudos de la hermandad, que también lucieron en una noche apacible y serena.

Lás unicas marchas que sonaron anoche por las calles de Tarifa salieron del buen hacer de los músicos de la Agrupación Musical Pintor Manuel Reiné, que siguieron al paso de palio. A los pies de la virgen, una cuadrilla de 24 costaleros que a costal o a molía procesionaron el Miércoles Santo. El color limpio y puro de las lágrimas de la Virgen se mezclaron con con el bello conjunto formado por los claveles blancos, los buscanovios, el frontal de rosas color champán y los centros de gladiolos que anunciaban en cada una de las chicotás la presencia de la virgen.

La voz de Antonio Mayo, capataz de los costaleros de palio, acompañaba a la de los voceros, bajo la imagen mariana, que atendían a sus órdenes para cumplir así con la deseada estación de penitencia anual.

La cuadrilla del crucificado añadió este año la presencia de una mujer, costalera de la Borriquita tarifeña, que quiso ayudar al grupo de hombres que cada año procesionan con El Consuelo. El vino tinto de los claveles y el morado de los lirios que formaron el manto bajo la cruz de Cristo ofrecieron una bella estampa a los cientos de devotos que esperaron a que se abrieran las puertas de San Francisco de Asís.

El cortejo, formado por unas ochenta personas, precedió a las imágenes que avanzaban calle a calle, chicotá a chicotá, revirá a revirá, para engrandecer la noche del Miércoles Santo.

Silencio y emoción. Emoción al sentir los pasos de los costaleros que cargaron con la muerte de Jesús crucificado.

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