Semana Santa

El Nazareno concede a la Villa un brillante desfile

  • La Virgen de los Dolores impresiona por su acertado exorno floral basado en el color blanco

El sol dejaba de iluminar la jornada del Jueves Santo en Los Barrios cuando en el interior del templo de San Isidro Labrador esa mezcla entre nerviosismo, devoción y la espera tras un largo año copaban la nave central del templo. La noche del Nazareno y de la Virgen de los Dolores estaba a punto de comenzar. La candelería lista y el olor a cera e incienso impregnaron el ambiente mientras que el párroco local, Yelman Bustamante, dirigió unas palabras a todos los participantes en la salida procesional al filo de las nueve de la noche.

"Al golpe, al brazo. Al golpe, a tierra", fueron las instrucciones del capataz del paso del Nazareno para cumplir con la siempre difícil maniobra de salvar la puerta lateral de San Isidro. Justo a las nueve y cuarto, el Nazareno de la Villa, posado sobre un bello manto de lirios morados y cuatro esquineros con rosas rojas, hizo su aparición en la calle Santísima Trinidad. Tras la revirá, quedó dispuesto para esperar la salida de la Virgen. Y, mientras esperaba, la primera de las saetas de la noche -de un hombre- rompió en la Plaza de la Iglesia, donde se hizo un respetuoso silencio seguido de un aplauso.

El Palio, poco a poco, emergió en la calle sobre las nueve y media en todo su esplendor. La serenidad del viento ayudó a que la candelería luciera y reflejara la platería del Palio, engalanado con alelíes blancos, rosas crema, un cordón de claveles blancos para rodear la base del paso y ramos de lilium blancos. Un exorno floral muy comentado por la belleza de la combinación.

La agrupación musical Jesús Caído y Virgen de la Amargura aportó las marchas al desfile con su buen hacer y tras la gratificante primera experiencia en Los Barrios del pasado año.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios