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Misericordia y Amargura derrochan austeridad

  • El silencio se impone en la noche de La Línea ante el paso de la hermandad de los toreros

La austeridad de la estación de penitencia de la hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia y María Santísima de la Amargura se apoderó de las calles del centro de La Línea pasadas las nueve de la noche. La cruz de guía salió del templo con puntualidad para poner al crucificado en la calle. Su presencia, anunciada por dos largas hileras de nazarenos con antifaz y capa negros y túnica roja, dio paso a la salida del Cristo de la Misericordia, este año más solemne ante la ausencia de acompañamiento musical, lo que causó que el silencio se respetase, más aun si cabe, durante su estación de penitencia.

A ello ayuda la impresión que causa la talla, obra del sevillano José María Geronés, datada en 1960. Además es un paso que los hermanos, vestidos de nazareno sin capirote, llevan en parihuelas, lo que realza más el esfuerzo que deben realizar durante su recorrido.

A algunos pasos seguía el cortejo el paso de palio de María Santísima de la Amargura, conocida como la Virgen de los toreros, que también avanzaba sin banda de música, novedad en este Viernes Santo, ya que el año pasado estuvo acompañada por la Asociación Musical Utrerana (Sevilla). Al bajar la rampa del santuario, los fieles la recibieron con aplausos antes de guardar un respetuoso silencio ante su recorrido por el centro de la ciudad. El exorno floral del palio estaba formado por claveles y rosas blancas.

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