El cielo fue una amenaza constante durante todo el Lunes Santo pero finalmente la Hermandad del Silencio pudo cruzar las puertas del templo de San Pío X.

La mañana trajo lluvia y la tarde fue desapacible y gris pero el cielo fue respetuoso a la salida del Cristo de la Esperanza que pudo realizar su estación de Penitencia.

A la hora prevista, 20:45, asomó la cruz de guía y 15 minutos después lo hizo el Silencio que cruzó las puertas del patio de San Pío bajo el repicar constante de la campana que corona la iglesia. Minutos después le tocó el turno a la Virgen de la Concepción. El palio lo tuvo algo más complicado pero se nota el trabajo de esta cuadrilla de costaleros en los últimos años y salvaron la puerta con esfuerzo pero sin problemas.

Una vez que la hermandad estuvo ya en la calle era más que difícil encontrar un hueco en el recorrido para ver la procesión que ha ganado fieles desde la primera vez que se trasladó su salida al Lunes Santo. El recogimiento, que es la gran característica de esta hermandad, se contagió a la mayoría de los presentes aunque siempre hay personas que no saben guardar silencio.

Una vez que la cruz de guía emprendió su recorrido por la calle Ángel, estaba previsto que el cortejo continuase su camino por Feria y Pedro Vejer para llegar hasta el paseo de la Velada y desde allí a Clavel, tras cruzar por el Teatro Municipal La Velada. Una vez en Clavel, el itinerario dispuesto establecía que el Cristo de la Esperanza y el palio de la Concepción debían seguir por la calle San Luis, Teatro, Sol y de nuevo Clavel, después de eso cruzar la calle Real y pasar por la carrera oficial para entrar en la plaza de la Iglesia. Una vez ahí estaba previsto que se emprendiera el regreso por Padre Rodríguez Cantizano, Sol, San Pablo, Oviedo y la calle Ángel.

El cortejo estrenó este año dos incensarios que llevó el cuerpo de acólitos de la hermandad y además a los pies de la Virgen de la Concepción se colocó una media luna como símbolo mariano a los pies del paso de palio.