Semana Santa

Esplendor y sentimiento en las calles

  • Dos tríos de capilla y la coral polifónica linense, únicos acompañamientos del desfile

La bella imagen de Nuestra Señora de la Soledad durante su estación de penitencia.

La bella imagen de Nuestra Señora de la Soledad durante su estación de penitencia. / reportaje gráfico: jorge del águila

La majestuosidad y el buen hacer marcaron la salida procesional de Nuestra Madre y Señora en su Soledad y el Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo en La Línea. La plaza de la Iglesia se llenó para ver la salida, la primera que se producía desde el Santuario de la Inmaculada en la jornada del Viernes Santo. Muchos de los balcones de la plaza lucían colgaduras de color granate para dar mayor lucimiento al entorno.

El paso del Cristo yacente salió con buen hacer salvando los escalones de entrada al templo y en pocos minutos ganó el centro de la plaza, precedido por una hilera de penitentes de negro riguroso. Sobre un lecho de claveles rojos y lirios morados, su avance estuvo marcado por la sobriedad y el recogimiento.

A las ocho menos diez salió la Virgen de la Soledad, bellísima e igualmente sencilla, si bien la candelería sufrió los rigores del viento. En silencio, el paso salió a la calle salvando el pequeño espacio que dejaba la puerta del templo apoyado en unas ruedas y con la cruz en una posición más baja para pasar bajo dintel.

El cortejo estuvo acompañado por dos tríos de capilla, el trío In profundis de San Fernando para el Santo Entierro, mientras que la Virgen contó con el trío de capilla Corpus Christi de La Línea y la Coral Polifónica de la ciudad. Los tres conjuntos dieron un toque de sobriedad al desfile que cubrió su recorrido por las calles Méndez Núñez, López de Ayala, Duque de Tetuán. La llegada a la carrera oficial se produjo ya en el último tramo del desfile, al hilo de las once de la noche.

La hermandad estrenó los faldones del paso de la Virgen, de color granate oscuro.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios