Miércoles Santo · Algeciras

El Ecce Homo estrena su Semana Mayor

  • La hermandad de Las Colinas hace su primera estación de penitencia acompañada de una amplia representación cofrade. El nuevo palio del Mayor Dolor realza el sabor clásico de la cofradía de La Caridad

El Ecce Homo de Algeciras

A las seis de la tarde, el entorno de la parroquia de San José es un hervidero de nazarenos. Túnicas y antifaces de todos los colores se mezclan armoniosamente, con la alegría del que asiste al recibimiento de un nuevo miembro de la familia. En un grupo aparte hay representantes municipales, de la Policía Nacional y la Guardia Civil. Y por supuesto vecinos de Las Colinas que esperan ya junto a la rampa. Nadie quiere perderse el gran estreno de la Semana Santa, la primera estación de penitencia del Ecce Homo, la última de la nómina cofrade algecireña (por ahora).

El Ecce Homo de Algeciras

La salida de ayer era uno de los momentos más esperados de esta Semana Mayor. Las Colinas ve cumplido así el sueño de tener su propia cofradía, iniciado hace doce años cuando se creo el grupo parroquial que ha dado origen a la hermandad y el Ecce Homo, que estaba en la casa hermandad de Columna, fue cedido con el compromiso de darle culto. En torno a ese culto se fue articulando una hermandad cuya constitución fue aprobada por el Obispado en 2015. Y que el pasado año obtuvo la propiedad de su titular. Ayer los hermanos recordaban emocionados antes de iniciar la estación de penitencia el largo trabajo realizado “con el apoyo de todo el barrio”, remarcaba el párroco, Antonio Jesús Garrido.

Buena Muerte

En la parroquia huele a estreno (y a nervios) mientras se prepara la salida de su titular. El hermano mayor, Juan Enrique del Río, acude de un lado a otro atendiendo las cuestiones de última hora, mientras los más pequeños van formando delante del paso. El incienso invade la estancia y a través de él, en una esquina, el pregonero de este año, Juan Carlos Vadillo, ajusta el antifaz al hermano mayor de La Borriquita, José María Pizarro, y el del Huerto, Diego Franco. En el patio junto a la iglesia se escucha el bullicio de nazarenos y costaleros. La hermandad ha querido contar con todas las demás en una jornada histórica y estas han respondido de forma abrumadora, por encima de lo esperado. Allí están todas las cofradías y las hermandades de gloria. El Ecce Homo inicia su recorrido cofrade con un nutrido y colorido cortejo.El apoyo del resto de las hermandades no se limita a su presencia allí, explica agradecida una de las hermanas de la nueva cofradía. Su solidaridad ha hecho posible también que la novel tuviera el mínimo necesario para la salida. La Borriquita ha prestado los guardabrisas, los ciriales la Hermandad de Medinaceli y el incensario y las navetas son de Columna. Sí son propios el bacalao, el libro de reglas y las varas.Los monaguillos bullen inquietos en la puerta. Son ellos los protagonistas del rezo a los titulares del cofradía, dirigidos por el párroco. A las 18:30, puntuales, se produce la llamada a la puerta. Llega el momento de marcar una fecha en la historia de la Semana Santa algecireña. Solo media hora después, el paso ya está en la puerta.

Los costaleros lo colocan para la salida. Silencio a la espera de la primera levantá, la primera chicotá, el primer paso por el arco en un Miércoles Santo. Poncio Pilatos presenta a Jesús a la barriada de Las Colinas, que espera expectante; para el próximo año se prevé que también asista a la escena Claudia Prócula, esposa de Pilatos. El paso cruza muy justo, con el titular hundido en el monte de flores. En el exterior se le colocan las potencias y la corona de espinas. El Ecce Homo está ya listo para recorrer el camino al centro de Algeciras acompañado de su gente.

En una tarde llena de primeras veces, a las 21:15 el paso se presentaba por vez primera en el palquillo. Después vendría el primer paso por la iglesia de La Palma y su primera vuelta a su barrio, en una travesía larga y dificultosa. Allí el Ecce Homo se reencontró con la Virgen de la Estrella, que en un futuro no muy lejano se quiere incorporar a la cofradía. Ese será otro año de primeras veces.

La tarde del Miércoles Santo deja desde ayer dos perfiles completamente distintos de la Semana Santa. De un lado, la vitalidad y alegría de una hermandad recién nacida en una barriada; en el otro, el de una tradición de siglos, de luto y silencio. La Hermandad del Cristo de la Buena Muerte aportó al caer la tarde el sabor clásico de sus dos pasos del centro de la ciudad, realzado con el estreno del palio de cajón de la Virgen del Mayor Dolor.

En su segundo año de costal, la hermandad buscaba consolidar ese tono solemne en su estación de penitencia. Silencio y respeto como norma en el acompañamiento al Cristo de la Buena Muerte; solemnidad y un acompañamiento musical fúnebre en el caso de la Virgen del Mayor Dolor. Y lo consiguió ayer en su salida, en ese milagro anual que supone sacar los dos pasos por la estrecha puerta de la parroquia del Carmen, superando ese primer umbral interior en un esfuerzo notable de sus costaleros. Las nuevas bambalinas, de un color cercano al trabajado manto que luce la Virgen, estuvieron entre lo más comentado; es solo un primer paso de un proyecto más amplio que será culminado en 2020. Se han aprovechado los bordados de las bambalinas antiguas y el resultado gustó en la calle.

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