La Buena Muerte

La Buena Muerte sale para regresar

  • Minutos antes se había decidido acortar el recorrido y hacerlo a paso más rápido

No pudo ser pues la lluvia hizo acto de presencia pocos minutos después de que el Cristo de la Buena Muerte saliera de la Capilla de San Antón a hombros de sus 64 cargadores. Las caras de alegría, segundos antes, se tonaron en tristeza e incluso se asomó el llanto.

"No ha habido suerte este año", decía alguno de los hermanos de la Archicofradía de Nuestra Señora del Carmen y Venerable Hermandad de Penitencia del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, Nuestra Señora del Mayor Dolor y San Juan Evangelista.

José Manuel Triano, el hermano mayor, manifestaba que los presagios que tenían se habían confirmado. "Hemos intentado ponernos en la calle porque el porcentaje de lluvia que nos daban era de un 30% nada más, pero sabíamos que se podían producir chubascos dispersos, con empeoramiento, conforme iba a entrar la noche". De hecho, la junta de gobierno había decidido previamente acortar el itinerario de la procesión, marchar a paso más rápido y no entrar en la carrera oficial. Eso sí, hacer estación de penitencia en la parroquia de la Virgen de la Palma.

Con todo, el hermano mayor, que se dirigió a todos los hermanos y nazarenos de la cofradía, dio "gracias a Dios porque nos ha cogido saliendo, con el Cristo en la puerta". De hecho, al paso del Misterio acababan de colocarle de nuevo las estructuras salientes para poder salir, al milímetro, por la puerta de la capilla.

Un menor número de cargadores, de rodillas, había atravesado el marco de la puerta con el peso del paso y un gran esfuerzo, bajo las órdenes del capataz, Francisco Sánchez y con el premio de fuertes aplausos mientras sonaba el himno nacional.

Cuando habían realizado la primera levantá del paso de Nuestra Señora el Mayor Dolor, bajo la supervisión de su capataz, Juan Antonio Biedma, dentro de la capilla, las primeras gotas echaron por la borda el trabajo de todo un año. Paso atrás, el Cristo y sus cargadores entraron en el templo.

Allí, poco a poco fueron penetrando los ciriales, los cargadores los hermanos y todos los que conformaban el cortejo. Con la puerta cerrada, el hermano mayor se dirigió a los allí presentes para informar de que, en cumplimiento de las reglas de esta cofradía, se iba a celebrar un vía crucis, corto porque el calor y el importante número de hermanos hacía que el pequeño espacio de la capilla no reuniera las condiciones para alargar el momento.

El director espiritual, José Luis Palacio, fue el encargado de dirigir el rezo. Después, tras desalojarse la capilla, se dio paso al "pueblo de Algeciras" para que pudieran contemplar las imágenes de los titulares. En sus pasos había sendos lazos negros en recuerdo del Aurelio Ocaña, que fue capataz del Cristo.

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