CRISTO DEL MAR

La Atunara venera al Cristo del Mar

  • Cientos de fieles arropan la salida del crucificado desde la parroquia del Carmen

El Cristo del Mar

El Cristo del Mar / Erasmo Fenoy

El barrio linense de La Atunara se volcó un año más con la procesión del Santísimo Cristo del Mar, la primera de las procesiones de un Viernes Santo que estuvo marcado por las agradables temperaturas y el buen hacer de las cuadrillas de las cuatro hermandades que salieron a la calle en la ciudad.

En la parroquia del Carmen, junto a la playa de Levante, los minutos previos a la salida del cortejo estuvieron marcados por la llegada de cientos de personas que llenaron la plaza y que no querían perderse un detalle. A las seis menos cuarto, con puntualidad, la puerta del templo se abrió y dejó salir a la cruz de guía, acompañada por los primeros penitentes con túnicas negras, capa y antifaz morados, cíngulo morado y negro. Antes de la hilera de nazarenos también desfilaron un grupo de niños, en este caso sin capirote.

El cortejo realiza una parada junto al hospital, cuyas escaleras fueron una tribuna popular

Cuatro mujeres vestidas de mantilla acompañaron al cortejo en su cabecera, que desfiló bajo los sones de la banda de cornetas y tambores Tres Caídas de la localidad sevillana de Dos Hermanas. Mientras, el público tomaba fotos con sus teléfonos.

Y a las seis en punto, el Cristo del Mar hizo su aparición en la plaza Guillermo Chaminade, recibido entre aplausos. La maniobra de salida fue limpia, con los cargadores agachados para salvar el hueco del portón del templo. Ya en la plaza, de nuevo entre aplausos, los cargadores elevaron el paso sosteniéndolo sobre sus brazos extendidos, momento que de nuevo fue agradecido con vítores y aplausos.

Sobre un monte de lirios, el Cristo comenzó a virar hacia la izquierda para ubicarse mirando hacia el Mediterráneo. Frente a frente con la costa, el Cristo de los marineros de La Atunara lucía en todo su esplendor, resaltado por la limpieza del cielo y acariciado por los rayos del sol.

Desde ahí, la procesión comenzó su recorrido por el Paseo Marítimo y la calle Santa María en busca de la carrera oficial.

Otro de los momentos más esperados por los fieles fue el paso de la procesión por la Avenida Menéndez Pelayo, a la altura del hospital. Las escaleras y el montículo de acceso al recinto se convirtieron en una tribuna para ver el avance del Cristo, cuya cuadrilla de cargadores hizo un descanso frente al hospital y en señal de respeto hacia las personas ingresadas, muchos de los cuales se asomaron a las ventanas para ver la procesión.

Esta hermandad linense, que tiene a numerosos fieles y devotos no sólo en su barrio, también en el resto de La Línea, tiene sus orígenes en los últimos años de la década de los 40 del siglo pasado, constituida formalmente a principios de los 50. La imagen del Santísimo Cristo del Mar es de fecha y autor desconocidos.

La hermandad estrenó el traje de San Juan Evangelista en un desfile que duró más de siete horas, puesto que el Cristo volvió a su templo al filo de las dos de la madrugada.

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