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Salud

El Macarena impulsa tres proyectos para reducir efectos tóxicos de fármacos

  • La Unidad de Farmacia realiza perfiles genéticos a pacientes oncológicos para eliminar la alta toxicidad de la quimioterapia e incorpora análisis para reajustar tratamientos de Digestivo

La Unidad de Farmacia del Hospital Macarena desarrolla tres proyectos que buscan eliminar y/o reducir efectos tóxicos de tratamientos agresivos. Los resultados preliminares vaticinan cambios, a medio plazo, en las pautas de tratamiento frente a determinados tumores (colon, páncreas, mama, cabeza y cuello) y frente a enfermedades inflamatorias intestinales (enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa), mediante el diseño de terapias personalizadas . Se ha constatado que determinadas alteraciones en el ADN condicionan la capacidad del organismo para asimilar fármacos aplicados en quimioterapia que pueden resultar muy tóxicos, e incluso letales.

Los expertos 'bucean' en la genética para diseñar terapias más efectivas y seguras

Son dos las líneas de investigación y tres proyectos en marcha dirigidos desde la Unidad de Farmacia en el hospital universitario: "Una de las líneas es predictiva; es decir, mediante el análisis del material genético de cada paciente podemos predecir cómo va a responder a determinados fármacos; y otra línea consiste en analizar la cantidad de fármacos en sangre para aumentar o disminuir las dosis del tratamiento estándar, en los casos que sea necesario" , explica Miguel Ángel Calleja, director de la Unidad de Farmacia en el Macarena.

Genética para predecir

Un equipo integrado por especialistas de Farmacia, Análisis Clínicos y Oncología Médica está inmerso en un proyecto que permitirá al Hospital Macarena avanzar frente a la alta toxicidad que puede desencadenar un fármaco (fluoropirimidinas) utilizado en tratamientos de quimioterapia frente a tumores de colon, páncreas, cabeza y cuello, y mama.

"El proyecto consiste en realizar el perfil genético del paciente en tratamiento con fluropiridimidinas, ya que se ha demostrado que determinadas mutaciones afectan a la seguridad, aunque la incidencia es baja", explica José Antonio Marcos, especialista en Farmacia. Una alteración en una enzima (Dihidopiridimidina deshidrogenasa, DPYD) implicada en el metabolismo (capacidad para eliminar el fármaco) provoca la acumulación del fármaco y, por lo tanto, de sus efectos tóxicos. "En torno al 2% y al 3% de los pacientes presentan estas mutaciones implicadas en la aparición de efectos severos del tratamiento; es decir, el fármaco provoca una toxicidad que requiere el ingreso en la UCI del enfermo. En estos casos el paciente no puede eliminar el fármaco, cuya acumulación puede ser mortal", añade Marcos.

Los casos de excesiva toxicidad son reducidos en número, pero las consecuencias son fatales para el enfermo. Se trata de tratamientos que se administran a nivel hospitalario. Otras mutaciones genéticas también provocan acumulación del fármaco, pero los efectos adversos que se pueden desencadenar no son tan tóxicos, de modo que ajustando las dosis, el tratamiento puede administrarse con seguridad. El equipo de Farmacia que lidera esta investigación se basará en estudios genéticos, que se realizan en Laboratorio, para buscar en cada paciente la presencia de las mutaciones implicadas en la tolerancia del mencionado tratamiento quimioterápico.

Al predecir la respuesta de cada paciente, a través de la genética, los especialistas en Oncología tendrán capacidad para optar por otros tratamientos, en aquellos casos en los que los efectos tóxicos puedan resultar fatales; o por pautas o dosis más ajustadas para evitar los efectos adversos. Este fármaco quimioterápico se aplica de manera estándar, pero de acuerdo a los resultados de la investigación, los especialistas personalizarán las terapias mediante el perfil genético.

"La prueba consiste en un análisis que se realizará a todos los pacientes susceptibles de someterse al fármaco", asevera Marcos. Se estima que, en el área hospitalaria del Macarena, en torno a 200-300 pacientes al año se pueden beneficiar de la biopsia líquida, que consiste en un análisis de sangre para confirmar o descartar la presencia de mutaciones implicadas en la tolerancia del fármaco. Es previsible que esta prueba se aplique también en otros tratamientos.

El equipo de Farmacia espera recopilar los resultados definitivos en el plazo de un año. El próximo mes de abril el Hospital Macarena contará con la primera Unidad de Farmacogenética. Otros hospitales en el ámbito nacional ya han dado pasos en esta línea de investigación como el Gregorio Marañón de Madrid y La Candelaria de Tenerife.

"La Farmacogenética consiste en determinar el perfil genético del paciente para predecir la respuesta a los tratamientos en términos de eficacia y seguridad", explica Marcos. Entre los objetivos secundarios del estudio emprendido en el Macarena destaca la identificación de la incidencia de las alteraciones genéticas en la población de referencia y el análisis del coste-efectividad de esta nueva determinación genética. En opinión de los investigadores, "este tipo de análisis constituirá una herramienta de gran utilidad en la individualización de la terapia oncológica, minimizando las reacciones adversas asociadas al tratamiento y mejorando con ello su efectividad".

Optimizar terapias

Otro de los proyectos de investigación emprendidos por la Unidad de Farmacocinética Clínica de la Farmacia del Macarena se centra en mejorar la administración de los tratamientos frente a enfermedades inflamatorias intestinales (la enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa) mediante análisis que permiten reconocer la presencia del fármaco en sangre. En función de los niveles de fármaco que cada paciente presente en sangre, los especialistas contarán con una herramienta que les permitirá aumentar o disminuir la dosis, con el objetivo de que la terapia sea lo más segura y efectiva posible.

Entre el 2% y el 3% de los pacientes sufren acumulación del quimioterápico

De momento, los especialistas han estudiado 140 pacientes de las consultas de Aparato Digestivo que padecen enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa, para comprobar la concentración del fármaco en sangre y si ésta se ajusta a los rangos terapéuticos establecidos. En los resultados preliminares los investigadores han comprobado que el 42% de los pacientes presentaban niveles sanguíneos de fármaco por debajo de lo establecido y un 32% presentaban niveles sanguíneos elevados; es decir, un elevado número de pacientes requirieron un reajuste de dosis para que el tratamiento fuera efectivo y seguro.

El procedimiento consiste en "realizar un análisis de sangre antes y después de la administración del tratamiento", explica Vicente Merino, farmacéutico en el Macarena. "Es una herramienta de gran utilidad ya que permite un tratamiento dirigido a cada paciente", explica Merino. La asimilación de los tratamientos depende de múltiples factores: metabolismo y la capacidad para eliminar el medicamento; peso, edad y altura del enfermo; y posibles interacciones con otros fármacos, entre otros.

"La enfermedad de Crohn es una patología autoinmune, de modo que la terapia estándar se basa en reducir la capacidad del sistema inmunitario dentro de unos parámetros de seguridad, de modo que no aparezcan otras enfermedades por la bajada de las defensas", explica Miguel Ángel Calleja. En determinados casos el organismo desarrolla anticuerpos contra el fármaco, de modo que deja de ser efectivo y seguro. Los estudios de Laboratorio permiten regular la dosificación estándar en cada caso.

Se estima que esta monitorización de los niveles de los fármacos en sangre en los pacientes con enfermedad de Crohn permitirá al sistema sanitario ahorrar unos 5.300 euros por paciente y año. En el plazo de un año finalizará este proyecto.

Otro de los estudios se desarrolla con la Unidad de Enfermedades Infecciosas, Microbiología clínica y la Unidad de Cuidados Intensivos, se centra en la monitorización farmacocinética de antibióticos. "Este proyecto consiste en medir los niveles de antibióticos en pacientes críticos con el objetivo de optimizar las dosis ante la elevada variabilidad que pueda existir en éstos; ya que algunos pacientes debido a su estado fisiopatológico, eliminan de manera más rápida los antibióticos, de modo que necesitan más dosis para conseguir el efecto deseado", explica Merino.

Los investigadores persiguen mejorar los protocolos asistenciales con el objetivo de reducir la mortalidad de estos pacientes graves afectados por infecciones; y reducir las estancias en la Unidad de Cuidados Intensivos y hospitalarias mediante reajustes más certeros en la administración de los antibióticos. Son trabajos que requieren de la estrecha colaboración entre los especialistas en Farmacia Hospitalaria, Análisis Clínicos y las distintas unidades médicas implicadas.

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