A falta de tres jornadas para finalizar esta mediocre temporada en verdiblanco, al Betis sólo le queda el orgullo. El respeto al escudo y a unos colores deben ser el estímulo en la visita a Butarque para evitar un nuevo ridículo a su trayectoria. La dolorosa derrota de la pasada jornada ante el Alavés en un Benito Villamarín que se quedó casi vacío obliga a una reacción inmediata, por más que el Leganés se juegue la posibilidad de continuar un año más entre la élite nacional.

Tampoco se juega demasiado el cuadro verdiblanco. La derrota de Las Palmas le otorga la posibilidad de avanzar un puesto en la clasificación para ubicarse decimocuarto, pero lejos del objetivo marcado al inicio de temporada. El entrenador, Víctor Sánchez del Amo, tiene un pie fuera de la entidad, a pesar de contar con un año más de contrato, y difícilmente pueda ya cambiar su imagen ante los aficionados, que han solicitado reiteradamente su marcha de la entidad. Los deseos del club de contar con el técnico si hubiera realizado un buen sprint final de la Liga quedaron rotos ante el Alavés, lo que incluso ha provocado el silencio de los dirigentes en una semana tan especial como la de Feria.

El discurso del entrenador tampoco ayuda. Esa continua apelación al crecimiento de los suyos queda en evidencia cada semana con unos paupérrimos resultados. Ni solidez defensiva, ni una buena circulación de balón ni tampoco un ataque abrumador, el Betis apenas tiene como virtud la presión alta con la que inicia los encuentros y la calidad individual de algunos de sus jugadores.

Precisamente, una de las tareas de Víctor para el duelo de hoy pasa por encontrar una solución a la ausencia de Dani Ceballos, el faro del conjunto verdiblanco en la medular. Esa necesidad de encontrar un nexo de unión entre el centro del campo y la delantera podría dar entrada a Jonas Martin en el once, aunque también existe la posibilidad de que Joaquín retrase su posición y que fuera Álex Alegría el acompañante de Rubén Castro.

Más allá de las variantes que pueda utilizar el entrenador madrileño para mejorar la faceta ofensiva, la prioridad para los verdiblancos será ofrecer menos facilidades al rival. Los continuos regalos atrás, a pesar de la insistencia en la zaga con tres centrales, ha condenado en demasiadas ocasiones al Betis en esta temporada. La horrorosa actuación individual de Mandi ante el Alavés podría facilitar la vuelta de Bruno al once, pese a que el galletero no cuenta con la plena confianza de los técnicos.

Posibles alineaciones para el Leganés-Betis.

El resto del equipo tampoco presentará demasiadas novedades. Con Durmisi debe aumentar la aportación al ataque con sus internadas por la izquierda, uno de los pocos factores desequilibrantes de la plantilla, pero poco más. No están los verdiblancos sobrados de calidad en la vanguardia debido a esa mala planificación estival que tampoco fue corregida en enero, pese a las salidas de Musonda y Zozulya.

Esa obligación de competir de los verdiblancos choca con la realidad de su rival, un Leganés que quiere sellar la permanencia esta misma noche. Los de Asier Garitano llevan toda la semana preparando de una manera especial un duelo trascendental para su historia y con el que podría lograr su continuidad en la máxima categoría.

El escaso nivel de los tres últimos clasificados ha permitido que el conjunto pepinero tenga opciones de salvarse con antelación y pese a que en los últimos nueve partidos sólo ha salido vencedor en uno. Ese triunfo llegó en el último encuentro disputado en Butarque con la visita de la Unión Deportiva Las Palmas, que se llevó tres goles en una de las mejores actuaciones del Leganés en esta temporada. Ese duelo se toma como referencia por parte de los pepineros para afrontar la visita del Betis con optimismo. Además, el respaldo de los aficionados lo tienen garantizado y Butarque registrará la mejor entrada de la temporada para ayudar a lograr el objetivo.

Los precedentes, todos en Segunda, otorgan igualdad. Una victoria, un empate y una derrota en las tres visitas verdiblancas, aunque la última se saldara con una derrota que dejó herido a Julio Velázquez, entonces entrenador bético. El futuro de Víctor, actual dueño del banquillo, puede estar igual de lejos cuando finalice la Liga, pero de momento al madrileño le toca cambiar la imagen de su equipo. El bético, hastiado de otra temporada más para el olvido, exige al menos el respeto al escudo y a la historia, algo que no ha sucedido en algunos encuentros de la temporada.