DETALLES DE UNA TRADICIÓN

De caballos, casetas y clases

Pacheco les ‘quitó’ su feria a los bodegueros, la de septiembre, aunque a su favor puede decirse que fue inflexivo al imponer las puertas abiertas a todas las casetas del ferial. De ahí esta Feria tan abierta y acogedora, hecha para la elegancia y el roneo, el dolor de pies y el agotamiento. Por eso, su historia nos habla de una feria diferente, sin distingos sociales, que sirvió durante décadas de nexo social, la convivencia entre clases una vez al año en una ciudad sumida antaño en fuertes diferencias. Luego está el caballo, que no pudo estar presente sólo durante un año por los desmanes de la peste equina. Los espectáculos ecuestres de la feria de Jerez forjaron la Escuela Ecuestre. En 1963, el entonces príncipe de España se lo dijo a Alvarito Domecq. El Rey había asistido con Doña Sofía al espectáculo de “Cómo bailan los caballos andaluces”. Cuando acabó, admirado, se lo advirtió al rejoneador: “Álvaro, esto hay que mantenerlo”. Y Álvaro creó la Escuela. 

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