LA DIETA TRAS LAS VACACIONES

Gazpacho y otros mitos

  • Los nutricionistas alertan de recetas que pueden aportar un exceso de nutrientes. Sólo los más sedentarios y los que beben alcohol sin moderación suben de peso

El tinto de verano, las tapas y los helados son los enemigos de las vacaciones. En estas fecha el remordimiento adquiere fuerza cuando es imposible abrochar el botón del pantalón. Es habitual achacar esos kilos de más a las vacaciones, periodo de descanso y relax. Sin embrago, los nutricionistas no creen que sea más fácil ganar peso en los meses estivales, para ellos es un mito.

El doctor Emilio Martínez de Victoria, director del Instituto de Nutrición de Granada afirma que algunas personas aprovechan esta época para hacer más ejercicio físico al tener más tiempo libre, siempre y cuando tengan cierto hábito. “Además, en estos meses se consumen alimentos menos densos en energía por la temperatura ambiente: más ensaladas, sopas frías y menos platos de cuchara”. Son las personas más sedentarias las que, al cambiar la rutina, suelen comer más de lo habitual y por eso cogen peso.

Las reuniones familiares y con amigos se celebran alrededor de una mesa donde el alcohol está muy presente. La cerveza, el vino o las copas de noche no son perjudiciales si se toman con moderación. “Si se beben grandes cantidades y diariamente, cosa que el clima favorece, el consumo calórico es mayor y, por tanto, se incrementa el peso corporal”, explica Martínez de Victoria.

Antonio Muñoz, jefe clínico del área de dietética y nutrición del Hospital Carlos Haya de Málaga, añade otro factor diferente del alcohol y habla de una especie de anorexia como consecuencia de su consumo. “Beber en exceso provoca pérdida de apetito y al no comer no ingerimos los nutrientes necesarios que necesita el cuerpo”.

Un plato muy veraniego es el gazpacho. Es un alimento bajo en calorías, rico en vitaminas y minerales, agua y bajo en grasas saturadas. El gazpacho nació en el campo para hacer frente al calor. “Los campesinos necesitaban agua en las largas jornadas para hidratarse pero también ingerir sólidos”, explica el doctor Antonio Muñoz. Poco a poco se fueron incluyendo ingredientes y surgió el gazpacho. Sin embargo, su función principal ha quedado desfasada. “Es ideal para actividades a pleno sol pero no es conveniente tomarlo todos los días porque ingerimos más nutrientes de los necesarios”. Hay que calibrar la cantidad.

La alimentación en invierno es un poco diferente a la del verano. Las lentejas y los cocidos en general quedan relegados a un segundo plano. Sin embargo, las legumbres secas son un plato fundamental en la pirámide alimenticia. “La cocina debe adaptarse a los alimentos de temporada, más frescos y baratos”, apunta Emilio Martínez, “pero no debemos dejar de tomar legumbres, sólo hay que cambiar de receta”. Este especialista recomienda comer ensaladas frías de alubias, lentejas o garbanzos.

Otra solución es sustituir las legumbres con otros alimentos semejantes durante los meses estivales. El doctor Antonio Muñoz propone en este caso tomar pasta y arroz.

Y después de la comida llega el postre. Los helados tienen azúcares simples y grasas saturadas de los lácteos que llevan. Por esta razón, siguiendo los consejos del director del Instituto de Nutrición de Granada, deben consumirse de forma esporádica y no diariamente.

En verano es común comer a deshoras. Pero no hay que preocuparse, los cambios que sufre el cuerpo humano no son importantes, “salvo algunos problemas de digestiones pesadas”, explica Emilio Martínez. Estos problemas se pueden agravar por las noches cuando se trata de cenas copiosas y tardías.

La vuelta a la rutina también supone el regreso a los hábitos alimentarios previos a las vacaciones y la mejor manera de hacerlo, según el nutricionista Martínez de Victoria, es con una dieta hipocalórica, una dieta rica en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y pobre en alimentos ricos en grasa. Hay que evitar la tentación de los fritos y la bollería.

Los malos hábitos en la alimentación son otra de las principales causa de sobrepeso. “Esto depende de la educación que reciben los niños. Desde pequeño hay que inculcarles la importancia de una buena alimentación”, opina el doctor Antonio Muñoz del Hospital Carlos Haya de Málaga. “Los niños deben estar bien formados para poder discriminar ciertos productos y defenderse de las influencias de la publicidad y la televisión”.

La conocida como comida basura no sólo influye en los más pequeños de la casa, sino también en los adultos, por lo que los malos hábitos son generalizados, situación agravada por los nuevos estilos de vida.

No hay dietas milagrosas. Ni la vuelta a la rutina hace que regrese el peso ideal. La clave está en tener fuerza de voluntad.

Algunas recomendaciones:

La importancia del ejercicio   físico para perder peso

Toda dieta debe estar controlada por un endocrino, especialmente cuando se quiere perder más de un par de kilos, y acompañada de ejercicio físico. Es bueno que el cuerpo se acostumbre a correr entre 40 y 80 minutos como mucho, o al menos caminar todos los días al menos 40 minutos. Ir al trabajo andando puede ser una opción: 20 minutos la ida y 20 minutos la vuelta.

Los niños también sufrenlos cambios del verano

Muchos niños almuerzan en comedores escolares donde los horarios son bastante estrictos. Los especialistas aconsejan a los padres adaptar a sus hijos de nuevo a la rutina tras casi tres meses. Así, antes que comience el curso escolar, los padres pueden establecer un horario de comidas semejante al del curso con una estructura semejante e incluyendo los alimentos habituales de esta época.

Cómo bajar la tensión en épocas de ansiedad y no engordar

Llegar de trabajar, preparar la comida, tranquilizar a los niños que tienen hambre, mirar el reloj y pensar que el tiempo se echa encima son algunas situaciones que provocan tensión. Ante este estrés se suele picar, ya que la tensión se reduce comiendo. La importancia radica en qué comer. En lugar de coger lo primero que se pille, es conveniente comer rábanos, zanahorias, ciruelas o cualquier fruta.

Las calorías necesarias para mantener un cuerpo sano

Cada persona es un mundo y necesita una dieta diferente, pero el doctor Antonio Muñoz establece que una mujer sana y sin ninguna patología necesita al día unas 1.500 calorías, mientras que los hombres 2.000. Esta regla se puede seguir hasta cierta edad, aproximadamente los 65 años, ya que a partir de este momento se pierde masa muscular y se necesitan menos calorías.

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