Provincia de Cádiz

El número de puñaladas y el uso de dos armas descartan suicidio

  • El informe de la autopsia y las pruebas toxicológicas determinarán si hay suficientes indicios de culpabilidad de la acusada de matar a su marido

Las 68 heridas encontradas en su cuerpo y la utilización de dos armas (un cuchillo y unas tijeras de cocina) que propiciaron su fallecimiento descartan de antemano el suicidio en la investigación de la muerte del vecino de Sanlúcar que fue encontrado desangrado en la bañera de su casa el pasado miércoles.

Pese a ello, la ausencia de pruebas inculpatorias contundentes propició que la titular del Juzgado de Instrucción número cuatro de Sanlúcar decretara la tarde del pasado lunes la puesta en libertad, aunque con cargos, de Caridad M.C., de 50 años de edad, que se ha convertido para la Policía en la principal y única sospechosa de la muerte de su esposo, Manuel Gil Palacios, de 55 años.

Ni las contradicciones en las versiones en las que al parecer cayó la detenida en sus diferentes declaraciones, ni la testificación de una vecina, que asegura que oyó al fallecido pedir auxilio media hora antes de que Caridad M.C., según su versión, saliera de su domicilio para atender unos recados solicitados por su marido, han convencido ni a la jueza encargada del caso, ni a la representante del Ministerio Fiscal. Ninguna ha encontrado hasta ahora argumentos de peso que puedan inculpar a esta mujer.

El informe definitivo de la autopsia -que tendrá que conocerse en breve- y las pruebas toxicológicas, de huellas y ADN -que ya han sido encargadas y que pueden tardar aún varias semanas- se presumen como los elementos cruciales para determinar si hay suficientes indicios de culpabilidad de la única sospechosa de esta extraña muerte acaecida en el número 16 de la calle Descalzas de la localidad sanluqueña.

De momento, y a excepción de la opinión del forense que autorizó en primera instancia el levantamiento del cadáver por delegación de la juez de guardia, para los investigadores queda claro que no se trató de un suicidio, en contra de lo argumentado por la sospechosa. Nadie que quiera quitarse la vida utiliza dos armas diferentes y se asesta a sí mismo 68 puñadas, es la reflexión principal en la que coinciden los investigadores.

Para ellos es transcendente la declaración de una vecina del matrimonio que, desde una vivienda anexa a la del lugar de los hechos, oyó como Manuel Gil pedía socorro y auxilio en voz muy baja. Estas lamentaciones, según el testimonio de esta vecina, tenían lugar a las ocho de la tarde del miércoles, es decir, media hora antes de que Caridad M.C., última persona que vio con vida a su marido, saliera de su casa a comprar pan. El hallazgo del cadáver y el aviso a la Policía tendría lugar minutos antes de las nueve de la noche.

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