Enfoque de Domingo | Abusos y agresiones sexuales sobre la mujer

"En La Manada, el impulso era de caza"

  • Juan Terradillos, catedrático de Derecho Penal

El profesor de la UCA Juan Terradillos.

El profesor de la UCA Juan Terradillos. / Fito Carreto

-¿Cómo ve las manifestaciones en protesta por la sentencia de La Manada?

-Ante todo, quiero decir que las sentencias no se hacen con manifestaciones en la calle. A ninguno nos gustaría vivir en un lugar así. Me recuerdan a esas manifestaciones de "mano dura"... Hay que creer en el ejercicio de las instituciones aunque uno no esté de acuerdo. Como ciudadano, me pueden parecer bien o mal ciertas cosas, manifestarme contra el aborto, contra los toros. El linchamiento de jueces es incómodo: son los ejecutores de la ley. Tienen una función que no depende de la voluntad popular.

-Creo que lo que indigna no responde tanto a una cuestión de revanchismo como a la falta de reconocimiento. ¿"Acceso carnal" pero no agresión? ¿Cómo una situación de "desamparo y agobio", desde la inferioridad física y numérica, no lleva implícita intimidación?

-Entender que se puede dar la imagen de una sociedad dentro de la cual cinco individuos penetran a una chica en las circunstancias "angustiosas" descritas por la sentencia, y que no conste como agresión, parece mandar un mensaje de que eso es trivial. Hubo abuso de superioridad sobre la víctima, pero no intimidación, nos dice la sentencia. ¿No es intimidatorio el contexto de los hechos? Parece que nos movamos en un amparo de vis grata puellis, de que la mujer acepta eso si bebe, si va vestida de determinada manera, si se ha insinuado... La sociedad española en su mayoría, los fiscales públicos y muchos especialistas entienden, sin embargo, que sí hubo intimidación.

-Todas las partes han presentado, de hecho, recursos.

-Para interpretar un estado de temor, que es el que explica y especifica la sentencia, no hay que ir al Tribunal Supremo. Porque el Código Penal nos dice que los ciudadanos no tenemos que ir intimidando a los demás: de hecho, esa es una de las claves del texto, aunque sea un concepto que se interpreta en clave sociológica. Eso es lo que implica un juicio de experiencia.

-Sin embargo, la sentencia "está ajustada a Derecho".

-Desde luego. Y también lo estaría una sentencia distinta. Las leyes penales tienen vocación de generalidad: por eso mismo, la intimidación no es un concepto normativo. El grado de abuso o de agresión no lo puede determinar en todos los casos el Código Penal a rajatabla, precisamente, porque cada caso es distinto. Igual que no implica una asimilación absoluta el recurrir a otras sentencias del Tribunal Supremo: simplemente, porque han sido otros casos, no el que nos ocupa. El Código Penal da espacio a la particularidad. No es una fórmula, un extracto que te pueda dar un programa, como pretendía el Código Napoleónico. Cada caso es particular. Eso sí: el Código Penal no tiene dudas respecto a lo que es consentimiento y lo que no: lo tiene claro desde hace tiempo.

-Apenas se puede entender que algo que la propia sentencia describe como una violación no compute como una violación.

-No hay que caer en la simplificación de la demagogia, por la cual todos hemos sido médicos o entrenadores de fútbol y, ahora, todos somos expertos en Derecho. Sobre todo, en Derecho Penal, que además es el que mola, el de los casos truculentos, así que a mí tampoco me gustaría caer en una crítica fácil: pero es bueno que existan críticas a la sentencia; las críticas son sostenibles si se observa incoherencia respecto al mismo principio de lo que se describe. Si me dices que hay hechos intimidatorios, no me puedes decir que no hay intimidación. Si me estás diciendo que hubo un hurto, no lo puedes sustraer del contexto: como mínimo, da espacio para ir más allá del abuso. Y luego está el voto particular, que parece olvidar que aquí se está enjuiciando a La Manada, no a la víctima. Fíjate que un recurso habitual en la defensa es decir que la víctima tenía voluntad de, pero la sentencia en ningún momento dice eso. Si no hay consentimiento, habrá delito. Y hay pocos delitos sin consentimiento que no sean triviales.

-Tampoco da espacio a mucha confianza que se aceptaran como pruebas las grabaciones que hizo un detective de la defensa; y que no se aceptarán los wasap, que sí tenían relación directa con el caso.

-Cuando en ocasiones, como se ha visto en los casos de corrupción, estos mensajes pueden resultar decisivos... Que luego los condenados (porque están condenados, no olvidemos) difundieran entre varios conocidos el vídeo de los hechos para mí, lo que esto implica, es que en aquella situación no había "jolgorio": que el impulso era de caza.

-¿Es necesario abundar en que había un Guardia Civil y un militar entre los agresores?

-Pues claro: no son ciudadanos cualquiera. son los que velan por tu seguridad, ¿qué se puede pensar al respecto? Es un mensaje muy grave. Otro mensaje poco desdeñable es que estén cumpliendo prisión preventiva militar, con el 75% de su sueldo público.

-No cree que la solución esté, como anuncia el ministro Catalá, en cambiar el Código Penal en materia de delitos sexuales.

-El Código Penal actual tiene medios suficientes como para ser interpretado dando una imagen de indefensión para la víctima.Lo más barato y lo más rentable electoralmente, desde luego, es cambiarlo. Pueden hacerlo: lo hicieron sin problema en 2015 para introducir la Prisión Permanente Revisable, que es básicamente una perpetua: si percibían un hueco tan flagrante, podrían haberlo hecho entonces. En cualquier caso, no nos podemos conformar con reformar la ley. El problema viene de la sociedad, así que habrá que resolverlo en la sociedad. ¿Cómo? Pensando a largo plazo, con educación en valores. Apuntalando conceptos como que las personas no son objetos, que merecen respeto; que hay que creer en la igualdad fundamental del otro; que el placer del sexo no es a través de la violencia.

-Todo el mundo se pregunta cuál será el "problema singular" del juez Ricardo González.

-Si es que ese juez tiene "un problema singular", y se sabe desde hace tiempo, que se activen las diligencias correspondientes. Más grave me parece la injerencia del ministro: yo, como ciudadano, puedo opinar lo que quiera de cualquier materia, de cualquier sentencia; pero si tú eres el ministro de Justicia, y te manifiestas, te estás olvidando de la división de poderes. Es preocupante que le vaya marcando al Tribunal Superior de Navarra por dónde tiene que ir, pero no es que Catalá haya cruzado líneas ahora, las ha cruzado siempre.

-Me llama la atención (como lega absoluta) que se manejen legalmente términos como "abuso" o "agresión", pero no "violación".

-El artículo 179 contempla el "acceso carnal con introducción de objetos o penetración" como agresión. Técnicamente, eso es una violación; aunque es un término que quedó anticuado en las sucesivas reformas del Código Penal, precisamente al irse ampliando el concepto de abusos sexuales. Las sentencias tienen el poder de transmitir a la sociedad "esto no se toca".

-¿Cree que gran parte de lo que se ha visto en la calle corresponde a una desafección con el sistema judicial?

-No sabría decirte. Sí que creo que la movilización del 8M fue un gran medidor de por dónde pueden ir las cosas. Esas niñas que gritaban "soy libre", en algún momento le dirán a su novio controlador del móvil: "Me dejas en paz". Eso es un gran avance. No se puede decir más claramente cuál es el pulso social del momento y de la interpretación de las normas. Es algo que, en muchos casos, no se termina de aprender. En caso de duda ante la interpretación, están la RAE y la sociedad. ¿Sabes? Acostumbro a estudiar mucho las sentencias porque creo que, tan fundamental como conocer la ley, es saber cómo se está interpretando esa ley, conocer cómo es la praxis, porque eso te da el pulso de la sociedad...

-¿Y cómo vamos?

-A veces siento que estamos discutiendo cuestiones que parecen más propias del XIX. A veces pienso que deberíamos habernos quedado en la Revolución francesa. Bueno, en Rousseau. No hubiera estado mal.

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