Tribuna

Tomás navarro

Periodista y arabista

¿Qué falló en Barcelona?

Este imán deja en evidencia una zona oscura que le sirvió para aglutinar en torno suyo a una célula con jóvenes de segunda generación afincados e integrados en España

¿Qué falló en Barcelona? ¿Qué falló en Barcelona?

¿Qué falló en Barcelona?

Desarticulado el comando del Daesh que sembró de terror yihadista Barcelona y Cambrils, ahora es el momento de encajar las piezas y observar dónde han estado los fallos para su detención anticipada y en la medida de lo posible adelantarse a sus previsiones inhumanas. Ha fallado la Inteligencia, no la intendencia y tampoco la reacción para anular a los yihadistas una vez que éstos actuaron en las Ramblas. Un imán de dudosa reputación que sin investigación alguna por parte de la comunidad musulmana que lo contrató y tampoco por parte de la Policía haya sido el líder de una célula invisible causante de semejante barbaridad pone en tela de juicio quiénes son esos imanes que en oratorios o mezquitas dirigen jutbas y plegarias encendiendo el yihadismo takfirí. Este imán, encima condenado por delincuente cuatro años, deja en evidencia una zona oscura que ha servido para aglutinar en torno suyo a una célula del Daesh captando jóvenes musulmanes de segunda generación afincados e integrados en España.

Pese a tener las fuerzas de seguridad españolas un alto nivel de eficacia en materia antiterrorista, ésta célula integrada por 12 yihadistas estuvo meses planificando cómo atentar masivamente en la Ciudad Condal. Tampoco encaja que nadie de su entorno supiese la peligrosidad que iban entrañando estos jóvenes y los cambios en su modo de relaciones sociales, aunque también pesa que en el entorno general de una barriada con numerosos musulmanes nadie querría señalar a nadie. Estos posibles prejuicios dejan entrever que faltan canales de comunicación eficaces entre la comunidad islámica y las administraciones competentes. La responsabilidad de no haber detectado esta planificación también afecta a la propia comunidad musulmana, que tras el atentado del último jueves 17, ahora sí, masivamente sale por vez primera a denunciar que una cosa es islam y otra cosa la barbarie. En Madrid, el 11-M de 2004, pese a sufrir los atentados yihadistas más graves de Europa, los musulmanes los condenaron pero no se manifestaron masivamente como 13 años después sí ha ocurrido en Barcelona. Tener a las comunidades musulmanas españolas, también divididas y autónomas en sus postulados, apoyando con su percepción de primera línea las tareas de detección preventiva de posibles yihadistas es también una tarea a abordar por las fuerzas de seguridad y del resto de la sociedad. Tender puentes abre más espacios que cavar trincheras.

Aunque por internet se puede formar a un yihadista sin necesidad de que vaya a mezquita alguna, sin embargo, formar un grupo ya no se puede hacer virtualmente. Se pueden adquirir conocimientos por internet para fabricar explosivos, pero para poder tenerlos hay que salir a comprar, y eso ya tampoco puedo hacerse de modo virtual. Por ello forjar una célula yihadista como tal implica un liderazgo político y religioso y otro militar. En la célula yihadista de Barcelona el imán en cuestión era sin duda el líder político y religioso, ese que califica a sus adeptos como "guerreros santos" y les abre la vía del terrorismo porque así conformen lleguen al Paraíso "dispondrán a su gusto de cien huríes", como premio a su acción. Este camino nihilista implica una ruptura total con el pasado, la llamada hailiya, abriendo un antes y un después en la mente del subyugado donde lo nuevo (su compromiso secreto que nadie debe advertir) está con la yihad que le abre los brazos del martirio a través de su imán. Para una mente occidental esto puede parecer propio de la factoría Marvel, mas para jóvenes musulmanes que se saben chavales de segunda en su percepción de escala social acceder a esta fantasía sangrienta a veces es posible, como lo ha sido en Barcelona, pues el imán supo muy bien explotarles sus emociones y dirigirles sus fobias hacia un marco de odio general.

Suponiendo que el líder político y religioso haya caído y también el líder militar, lo perentorio es ir a por el enlace o enlaces del Daesh que contactaron con el imán reventado en la población tarraconense de Alcanar y algunos de los yihadistas durante su estancia breve en París. La ejemplar persecución de todas las policías del Estado contra estos 12 terroristas tan bien camuflados en su entorno social debe de ir a la par a la hora de detectar estas zonas oscuras que los yihadistas han sabido aprovechar. Ningún imán de mezquita alguna en España debe predicar un islam desenfocado, ya sea wahabí, salafista o takfirí. También debe hablar español y otro idioma del Estado si va a comunidades autónomas que lo hablen, carecer de antecedentes penales y las administraciones deben tenerlos a mano por si fuese necesaria su colaboración. No se pueden reproducir las zonas oscuras detectadas en Barcelona, nos va la vida en ello.

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