Tribuna

Manuel fco. sánchez blanco

Arquitecto

Mala educación

Los malos modales y la mala educación triunfan hoy en día entre nosotros. Asistimos al triunfo profesional de personas de este calado (tenemos claros ejemplos en Andalucía)

Mala educación Mala educación

Mala educación / rosell

Decía Félix de Azúa en una entrevista, que el verdadero pecado de los españoles no era, como se pensaba, la envidia, sino la mala educación. Supongo que no se refería a la falta de formación académica o de cualquier otro tipo (que también), sino al comportamiento incívico del que hacemos gala continuamente, y que está definido por una palabra ya casi desconocida: urbanidad. Palabra, estoy seguro, que muchos desconocen su significado y peor aun su contenido.

Pues bien, la urbanidad es la materia que trata sobre los buenos modales y el respeto hacia los demás. Constituyen una serie de normas o pautas de comportamiento que de llevarlos a cabo nos conducirían a la buena educación, de la que hablaba Azúa en sentido contrario. Es notorio que, hoy en día, esos buenos modales y ese comportamiento respetuoso con nuestro prójimo está casi desaparecido en las relaciones sociales, profesionales y hasta familiares entre los de nuestra especie. Azúa acierta de pleno en su percepción como casi siempre.

Los seres humanos desarrollaron, hace ya mucho tiempo, dos instintos sociales que les llevaron a la formación de grupos cooperantes a través del lenguaje. Éstos son la compasión y la simpatía. A partir de ahí, aprendimos a cuidar de nuestros mayores, de nuestros enfermos, de los más débiles. Aprendimos a respetarnos entre nosotros, a sonreírnos y no gruñirnos. A repartir el trabajo, a defendernos como grupo de los peligros que nos acechaban. Ha pasado mucho tiempo y realmente poco hemos avanzado en nuestro comportamiento social. Las principales religiones vinieron a incidir en estos conceptos casi de forma idéntica, así el cristianismo habla de: "Ama a tu prójimo como a ti mismo"; el budismo: "Trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti"; el islam: "La bondad es la ética y el buen carácter" "No he sido enviado sino para enseñar los buenos modales".

Hoy todo es competencia entre nosotros. No dudamos en arrasar todo lo que se interponga a nuestros deseos y ambiciones, incluido nuestro prójimo. Si volvemos la vista atrás en el tiempo, no muy lejano, experimentaremos el horror de ver que pequeñas diferencias en el color de la piel o el cabello o una distinta lengua o religión son suficientes para provocar el exterminio de nuestros semejantes.

Recuerdo ahora una película americana donde se le ofrecía a uno de sus empleados un puesto de mayor relevancia y responsabilidad y por tanto mejor remunerado. El empleado era un emigrante que a fuerza de trabajo bien hecho, dedicación y preparación había conseguido progresar en la empresa. Así que un día lo llama su jefe y le propone el ascenso, pero le insinúa que de todas las operaciones que realice en su nuevo puesto debe darle a él un porcentaje sin que nadie se entere. Pasada la primera sorpresa, promete pensárselo. En fin, la película trata sobre el conflicto personal que a partir de ese momento se produce dentro de él, entre lo que es correcto y lo que no lo es, entre lo que le conviene y lo que su conciencia le dicta. Su mujer le presiona para que acepte, su situación económica es precaria, los amigos… pero él se resiste, finalmente se presenta en el despacho del jefe y rechaza el puesto. Cuando va a cerrar la puerta del despacho se oye a su jefe decirle: "El puesto es tuyo. Todo ha sido una pantomima para ver si eras honrado y de plena confianza. Ahora sé que lo eres, enhorabuena".

Vivimos y tenemos una sociedad actual brutal que es reflejo del comportamiento egoísta y depredador individual y también del colectivo. Asistimos atónitos a la violencia contra los más débiles (acoso infantil, violencia contra las mujeres…). Contemplamos cada día cómo nuestros representantes han utilizado nuestra confianza depositada en ellos para enriquecerse del modo más descarado. Incluso llegamos a admirarlos por su "listeza". Somos una sociedad que no se moviliza por nada ni nadie, salvo excepciones.

Podemos ver comportamientos detestables y que avergüenzan a las personas dignas y buenas y lo más sorprendentes es que tienen infinidad de adeptos y seguidores. Los malos modales y la mala educación triunfan hoy en día entre nosotros. Lo burdo, lo zafio, lo grosero se han instalado en nuestra sociedad. Asistimos al triunfo profesional de personas de este calado (tenemos claros ejemplos en nuestra tierra andaluza).

La falta de amabilidad, de hospitalidad, de simpatía, de bondad, el insulto y desprecio hacia todos desde el anonimato, etc. es el precio a pagar por una sociedad tecnológicamente avanzada y desarrollada. Pues si esto es así, diré como aquel: que paren el autobús que yo me bajo. A lo que algunos se alegraran y no tendrán reparos en decir: "uno menos".

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