Una sentencia polémica que hay que respetar

La sentencia de 'la Manada' ha generado un importante malestar entre distintos colectivos sociales, especialmente los feministas

La Audiencia de Navarra condenó ayer a cada uno de los cinco jóvenes sevillanos conocidos como la Manada a nueve años de cárcel por un delito continuado de abuso sexual con prevalimiento y no por agresión sexual, al no apreciar violencia, contra una joven en Pamplona durante los Sanfermines de 2016. Dicha sentencia rebaja considerablemente la pena que pedía la Fiscalía de Pamplona, que ascendía a 22 años de cárcel, lo que ha provocado la indignación de diferentes colectivos sociales, especialmente los de orientación feminista, que ayer mostraron su radical desacuerdo con la sentencia a través de las redes sociales y manifestaciones callejeras. Para complicar aún más el panorama, el fallo de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra, contra el que cabe recurso, ha contado con el voto discrepante de uno de los magistrados, Ricardo Javier González, quien abogaba por la absolución de los cinco jóvenes.

Como siempre, este periódico respeta escrupulosamente la sentencia de los jueces, como no podía ser de otra manera. Confiamos en nuestro Estado de Derecho y en el buen hacer de la Justicia. Pero eso no significa que no seamos sensibles al malestar social que ha generado una sentencia que es considerada por muchos como insuficiente. Es evidente que la ciudadanía está cada vez mas sensibilizada con los delitos sexuales -los cuales se cometen, principalmente contra niños y mujeres- y que estima que el fallo de la Audiencia de Navarra no da una respuesta lo suficientemente contundente a lo sucedido en aquellos Sanfermines de 2016. El mismo tribunal era consciente de este problema y, de hecho, ha tardado cinco meses en unas deliberaciones que, al final, no han conseguido la unanimidad. Probablemente, esta caso aún tendrá una larga prolongación en el Tribunal Superior de Justicia de Navarra.

Sin embargo, hay que diferenciar entre el malestar social y la lógica crítica a una decisión judicial (lo cual es totalmente legítimo) con la pretensión de una minoría de erigirse en juez y parte. El caso de la Manada estuvo envuelto desde el primer día en una intensa polémica mediática y muchos no esperaron a que se celebrase el juicio para adelantar -sin pruebas ni una visión clara de lo que había sucedido- su reproche y condena. La Justicia tiene sus tiempos y procesos y, sobre todo, necesita sosiego. Nadie está legitimado para usurpar el papel de los jueces.

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