El preocupante aumento del odio político en España

La irrupción de la crisis, el 'procés' catalán y las redes sociales han generado un cóctel propicio para que arraigue el odio

En los últimos tiempos se observa en España un muy preocupante aumento de los actos y manifestaciones de odio político. El más preocupante, por su gravedad, ha sido el cobarde asesinato de Víctor Laínez a manos de Rodrigo Lanza, un conocido militante de los ambientes de la extrema izquierda que ya había estado condenado por dejar inválido a un guardia urbano de Barcelona. El único crimen de Laínez fue, al parecer, llevar unos tirantes con la bandera de España y el ser admirador de la Legión y simpatizante de organizaciones de extrema derecha. El presunto criminal, había sido un niño mimado de los ambientes okupas, que lo presentaban como víctima de oscuros complots del poder político y el capital e, incluso, había gozado del apoyo de algunos dirigentes políticos de la izquierda.

Aunque no tan graves como el asesinato de Víctor Laínez, en los últimos días también se han multiplicado los gravísimos insultos contra dirigentes políticos catalanes pertenecientes al bloque constitucionalista. Así, el candidato del PSC, Miquel Iceta, tuvo que aguantar insultos homófobos de un científico de la Universidad de Barcelona, quien al final, ante la presión social, pidió disculpas, a lo que Iceta accedió elegantemente, dejando claro la diferencia moral entre él y dicho docente. Paralelamente, la candidata de Ciudadanos, Inés Arrimadas, tuvo que sufrir la embestida misógina e hispanófoba del actor Toni Albá, quien la llamó "mala puta" en un tuit.

Estos dos últimos ejemplos (el primero, insistimos, es de una gravedad fuera de lo común) no son más que dos botones de muestra de los reiterados insultos a los que asistimos en el campo político. ¿A qué se debe esta nefasta tendencia? Son muchos los elementos. Evidentemente, tanto la irrupción de la crisis económica -que ha dejado y sigue dejando un pozo de amargura social que tardará en curarse- como el órdago separatista catalán -que ha manipulado hasta la indecencia los sentimientos más primarios de los ciudadanos-, tienen mucho que ver. Evidentemente, también lo tiene la irrupción en nuestras vidas de las redes sociales, instrumento del que se suelen valer los agresores para, muchas veces desde la más absoluta impunidad, insultar y promover el odio contra determinadas personas. Es, por tanto, urgente el mayor control de una herramienta de comunicación que se ha convertido en un cenagal que los fanáticos aprovechan para enturbiar la vida política española hasta límites que hace sólo unos años era impensable.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios