La ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, actuó ayer con el sentido de la responsabilidad y la dignidad que deben acompañar a su cargo al asumir la responsabilidad de su Ministerio en el accidente aéreo del Yak-42 en Turquía en 2003, en el que fallecieron 62 militares españoles que regresaban de una misión en Afganistán. Por lo pronto, la política popular ha tenido la sensibilidad y el valor de reunirse con las familias de los fallecidos, que durante 14 años han sido ninguneados por diferentes cargos del Partido Popular. Todo era tan fácil como dar un poco de calor humano y de comprensión a los que vieron morir a sus seres más queridos de una manera atroz por la irresponsabilidad de los máximos responsables del departamento que por entonces comandaba Federico Trillo, uno de los ministros que peor recuerdo han dejado en la familia militar española, algo llamativo si se tiene en cuenta que él mismo perteneció a las Fuerzas Armadas como miembro del Cuerpo Jurídico de la Marina, del que se retiró con el grado de comandante para dedicarse a la actividad política.

La prueba de que Cospedal ha acertado en su primer test importante como ministra de Defensa es que los familiares de las víctimas salieron de la reunión de ayer afirmando que se sentían "reconfortados" y dispuestos a "poner el marcador a cero". Como aseguró el portavoz de los damnificados, la actitud de la ministra es "oro moral", tras las humillaciones y ninguneos recibidos por Federico Trillo

Después del reciente y demoledor informe del Consejo de Estado -el órgano consultivo más importante del Gobierno de España- seguir intentando negar las responsabilidades, como ha hecho el ministro de Justicia, Rafael Catalá, no sólo era ridículo y perjudicial políticamente, sino una auténtica indignidad. La política es, o debería ser, algo más que interés partidario, sobre todo cuando estamos hablando de personas que murieron prestando importantes servicios al país.

Las palabras de los familiares, que aseguran haber recibido "cariño" por parte de Cospedal, lo dicen todo: "Por primera vez han reconocido que nuestros militares murieron por subir en un vuelo ilegal. Fueron a dar su vida por España y ahora es el turno de que España les responda con justicia". ¿Tanto le costaba a Trillo reconocer esto? Cospedal ha superado con nota su primera crisis de cierta importancia al frente del Ministerio de Defensa.