LA pregunta sobre quién ha facilitado a El País los informes sobre el paso y escala por España de vuelos militares estadounidenses que llevaban prisioneros con destino a Guantánamo y qué objetivos persigue es pertinente, pero secundaria. Importa más el contenido de la noticia que el propósito de sus instigadores.

El contenido de la noticia es desasosegante: significa que nuestro país ha cooperado con la guerra sucia acometida por la Administración Bush en el contexto de la lucha contra el terrorismo islamista desencadenada tras la barbarie de las Torres Gemelas. Esta guerra ha incluido la creación, en la base cubana de Guantánamo, de un penal al margen del Derecho Internacional y al margen de los derechos humanos que tienen todas las personas en el mundo occidental (también los sospechosos de terrorismo).

A Guantánamo -que Obama se propone cerrar y que su contrincante, McCain, también prometió hacer lo mismo- fueron conducidos centenares de individuos, secuestrados en sus países por ser presuntamente terroristas, a los que se ha privado de todos sus derechos, se ha sometido a condiciones de vida "equivalentes a tortura", según denunció la Cruz Roja, y se ha enjuiciado en procesos carentes de garantías de defensa. Hasta se les privó del estatuto de prisioneros de guerra contemplado por la Convención de Ginebra con el subterfugio de declararlos "combatientes enemigos ilegales", una ficción inventada por el equipo de Bush para hacer de Guantánamo un territorio exento de legalidad democrática.

El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha ido desmontando esta aberración con sucesivas sentencias. El Tribunal Supremo de España la desmontó con una sola, la que en 2006 declaró que "la detención de cientos de personas sin cargos, sin garantías y, por tanto, sin control y sin límites (...) constituye una situación de imposible explicación y menos justificación", siendo, pues, totalmente nula cualquier diligencia o prueba obtenida en Guantánamo.

Lo que el primer periódico español ha demostrado es que el Gobierno Aznar colaboró con la vergüenza al autorizar que los aviones USA que transportaban a los secuestrados hicieran escala en aeropuertos españoles (Morón, Rota y Palma de Mallorca). Lo que no ha sido suficientemente subrayado es que también con el Gobierno Zapatero, hasta 2006, han seguido produciéndose vuelos y escalas en territorio nacional. El ministro Moratinos dijo ayer que no sabía nada y que se ha enterado por la prensa. Hubo antes que él quien dijo haberse enterado por la prensa de la guerra sucia de los GAL.

Estamos pringados, como nación, en este atentado a la libertad en nombre de la libertad. Se oye en la película Red de mentiras: "En esta guerra nadie es inocente". Aunque haya buenos y malos.

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