Qué arrollador nos resulta abordar el tema de la muerte que tan lejano nos parece pero que tan imbricado se encuentra al tema de la vida. Y esta semana me ha sido recurrente. Llegó la noticia de la partida de Ángela, recién anunciado el otoño, como una liviana hoja desprendida del árbol de esta vida; todo detrás se fue desencadenando no por casualidad sino por causalidad.

A Ángela la conocí en Sadhana, la escuela de formación de yoga. Afrontando su enfermedad vino este curso a visitarnos y a participar de los seminarios en dos ocasiones. Conectamos. La vida antes me había mostrado esa fragilidad llena de fortaleza en el cuerpo de mi hermano, ese desconocido y oculto temor ahogado en un descomunal pudor, esa valentía para afrontar el proceso final de su existencia en este mundo para trascender al inicio de otra existencia. Pero era tan impresionante el aprendizaje que ella venía a ofrecernos cada vez que nos regaló una de sus visitas que dejé a mi hermano en el lugar del corazón en el que siempre lo llevo junto con su enseñanza y abrí bien los ojos a una nueva que esta risueña mujer venía a mostrarme dándole el espacio y la atención que merecía.

Pocas horas después de la noticia llegó un documental que cuando veas ampliará más el sentido de lo que ahora perfilo; está en Youtube, su título: Cuando la vida se hace presente. Gira en torno a Xavi, fallecido en julio, y a nuestra Ángela, enfermos de cáncer, planteando la necesidad de tener presente la muerte para vivir más plenamente nuestras vidas. Por otro lado, vi la película Truman: lúcidamente conmovedora. Su protagonista, Julián, se ocupará de dejar en orden asuntos antes de su partida, se tomará su tiempo para poder despedirse de los seres que de una forma u otra le han dado sentido a su existencia y dejará en las mejores manos a su perro que ha sido un fiel compañero y un refugio para su soledad.

Desde afuera, consideramos el final de la vida como una tragedia y esta semana, recordando la serena presencia de Ángela y viendo estos dos documentos, mi visión ha conseguido volver a dar una vuelta de tuerca más asimilando estos valiosísimos aprendizajes de cómo afrontar con ligereza y paso digno el tramo final de este viaje.

Gracias a todos esos seres que sabiéndose cercanos a la muerte sintieron un profundo agradecimiento hacia la vida que compartieron generosamente con nosotros.

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