La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

¿Hasta cuándo los soportaremos?

Los españoles nacen con tres heridas. No las del amor, la muerte y la vida, sino la vasca, la navarra y la catalana

Multitudinaria manifestación en Pamplona el sábado pidiendo "justicia" para los agresores de los guardias civiles en Alsasua, cuyo juicio se inicia hoy. El Gobierno foral navarro y el Ayuntamiento de Pamplona apoyan esta manifestación en la que se corea que los agresores deben ser liberados. Multitudinaria manifestación ayer en Barcelona en defensa de las libertades y derechos democráticos contra los que al parecer atenta la represora y autoritaria España; y pidiendo la libertad de los golpistas encarcelados o fugados que ellos llaman presos políticos. Cubriendo a sus afiliados de vergüenza -o al menos a los que la tengan- UGT y CCOO han participado en esta farsa que demuestra que no es cierta la frase atribuida a Lincoln: "Se puede engañar a todo el mundo algún tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo". Pues parece que sí, visto cómo contra toda razón y toda evidencia el nacionalismo radical se mantiene e incluso crece en Cataluña, engañando a muchos todo el tiempo.

Los españoles llegan a este mundo con tres heridas. No son las del amor, la de la muerte y la de la vida de Miguel Hernández. Esas también, como corresponde a todos los mortales. Con las que desde hace más de un siglo llegan los españoles a este mundo son el País Vasco, Navarra y Cataluña. O, si lo prefieren, el nacionalismo vasco, navarro y catalán. La cuestión vasca nos costó 900 víctimas. La navarra va de su mano. Y la catalana está dando el espectáculo internacional gracias a la ignorancia y la gilipollez de periodistas, jueces y políticos europeos que al parecer ni tan siquiera sabrían poner a España en el mapa; y creando los no por artificiales menos graves conflictos políticos y sociales que desde septiembre tanta inestabilidad y mala imagen nos procuran.

En el mejor de los casos el llamado nacionalismo moderado -PNV o ex CiU- negocia al límite del chantaje, aprovechándose de las prebendas "históricas" que la Constitución les reconoció rompiendo el principio de igualdad entre los españoles. O, como en el caso vasco, aprovechando a su favor el terrorismo (recuerden a los que sacuden el árbol y los que recogen las nueces de Arzalluz). Las manifestaciones de Pamplona, a favor de los agresores de los guardias civiles, y Barcelona, a favor de los golpistas, demuestran que su emborricamiento sigue y crece.

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