St. Rémy

Francisco Linares

Los pedos de Arturo

ARTUR Mas nos exige a todos los españoles que no le toquemos la narices con el catalán. El presidente de la Generalidad está decidido en seguir demostrando el desprecio que los nacionalistas sienten por los valores democráticos; está empeñado en dejar de modo muy patente el componente insolidario, excluyente y xenófobo que tiene todo nacionalismo. Las manifestaciones que viene realizando el líder de Convergencia y Unión, con ocasión de las resoluciones del Tribunal Constitucional y del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que pretenden restablecer el bilingüismo en la enseñanza catalana, son un grave ataque a la democracia, demostrativo de su talante intolerante, sectario y fascista. Sí, decir que él no va aplicar la sentencia que obliga a su gobierno a utilizar el español como lengua vehicular en la enseñanza es la evidencia de que considera que él está por encima de las instituciones del Estado, que su voluntad es ley y eso es propio de fascistas, de déspotas, de dictadores.

El desafío que Artur Mas está realizando debe ser reprimido con dureza por nuestro sistema democrático, pues de lo contrario se puede convertir en un motivo de descrédito de dicho sistema que puede poner en riesgo la validez de nuestra democracia. Si los tribunales españoles permiten que el señor Mas incumpla la sentencia que obliga a su gobierno, estarán dando lugar a que los demás podamos pensar que en nuestro país los poderosos son unos privilegiados que no están sometidos al ordenamiento jurídico, que el rigor con el que los tribunales interpretan y ejecutan las normas está sólo ideado para limitar y constreñir a los españoles de a pie. Sería la constatación de que las leyes no son un instrumento de convivencia sino sólo un vehículo de represión de los débiles.

Pero al margen de ello, hay que tener en cuenta, que cuando el presidente de la Generalidad se niega a someterse a la decisión de los tribunales españoles, no solo está actuando de forma antidemocrática, sino que, además, está efectuando un acto de insumisión al Estado, un gesto de hostilidad hacia las instituciones españolas, una manifestación de independentismo. En realidad, Artur Mas se permite decir que no va a cumplir la referida sentencia, no sólo para demostrar que no admite una voluntad por encima de la suya, sino también para dejar constancia de que no se siente sometido a los tribunales y demás instituciones de una nación que considera ajena y de la que se siente enemigo.

Por tanto, no estamos ante un simple acto de desobediencia, sino que estamos ante un desafío al estado de derecho y ante un acto de hostilidad y de traición a España y como tal debe ser tratado.

Josep Pla dijo: "El nacionalismo es como un pedo, sólo le gusta al que se lo tira". El señor Mas no quiere que le toquen las narices, yo, sin embargo, tengo que taparme las mías. No puedo soportar el olor asqueroso, repugnante, nauseabundo, que exhalan sus ventosidades.

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