Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Otra palada de pienso

Wolfe, Capote o Talese fueron pioneros del nuevo periodismo al escapar de la rigidez de las formas

Esta semana ha pasado a mejor vida, aunque nadie ha vuelto para confirmar que sea así, el gran Tom Wolfe, uno de los creadores del nuevo periodismo junto con Truman Capote o Gay Talese. Fueron los pioneros en escapar de la rigidez de las formas del qué, cómo, cuándo y dónde para centrarse en el porqué de los acontecimientos, teniendo siempre presente la perspectiva de cada uno de los actores y preocupándose por conocer el trasfondo de lo que veían. Para escribir A sangre fría, Capote se puso en la piel de las víctimas y los verdugos de una matanza salvaje ocurrida en la América profunda para presentarnos con elegante crudeza un relato sobrecogedor. Para eso requirió, además de una pluma privilegiada, de tiempo y dinero. Wolfe nos hizo otro regalo con La hoguera de las vanidades, centrada en el frenético mundo del periodismo de tabloide, resbaladizo como las medias verdades. En uno de los pasajes de la novela que más me gusta recordar, el director de un periódico apremia a su redactor estrella para que afile el lápiz y le brinde una exclusiva. "Echemos otra palada de pienso al sistema", le responde lacónico mientras gira su silla para ponerse a teclear.

Estos días hemos asistido a notables ejercicios de periodismo a cargo de profesionales que han retratado con rigor los últimos sucesos vividos en el Campo de Gibraltar, aunque para que se conozca algo más de cerca la realidad de la comarca haya tenido que mediar la muerte de un niño por culpa de un majara al volante de una narcolancha. Descanse en paz el pequeño Manuel y que su muerte no quede en el olvido. Pero hemos visto también el desembarco de paracaidistas deseosos de vender titulares a toda costa y escuchado a contertulios recomendando, a centenares de kilómetros de distancia, no comprar una casa en Algeciras. "Urbanismo pagado (de La Línea) por el narco", "La Atunara, el barrio de los narcos", "Algeciras, territorio sin ley" o "Cuarenta narcos agreden a nueve guardias civiles" son algunas de las perlas rescatadas tras una búsqueda en diagonal. Ha habido muchas paladas de pienso a cuenta del Campo de Gibraltar, donde, además, algunos han localizado acciones delictivas que han sucedido en Huelva, como el robo en la nochevieja de 2013 de mil kilos de hachís en su Aduana, o en la Costa del Sol, donde en quince días se han registrado tres asesinatos, dos secuestros y dos tiroteos.

Este artículo bien pudiera haberse titulado de esta forma: "He soñado con erratas". Servidor y otros muchos compañeros de oficio nos hemos despertado algunas noches tratando de recordar si llegamos a enmendar esa palabra antes de echar el cierre o pensando en un titular más atractivo que el que firmamos. Todos cometemos errores involuntarios. Cuestión aparte es cuando de manera frívola y/o premeditada se retuerce la realidad para jugar con la imagen de una comarca o se pone en tela de juicio la honorabilidad de una institución o una persona. Al otro lado del teléfono, un amigo me relata que dos aguilillas le grabaron sin su consentimiento mientras tomaba café con ellos de manera informal. Sus divagaciones, exhibidas fuera de contexto, se han convertido en titulares a cinco columnas. En demasiadas ocasiones, en el paradigma informativo actual, el éxito no se mide por la relevancia o trascendencia de la noticia, la ética, el respeto a las fuentes, el contraste de la información o el esfuerzo empleado en la búsqueda de la verdad, sino en los índices de audiencia conseguidos. Debe ser cosa del nuevo periodismo.

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