Hay palabras que no define el diccionario de la Real Academia con el sentido que tienen en Andalucía. El nota se describe como: hombre, cuyo nombre se ignora. Aquí en nuestra tierra podríamos añadir: hombre, cuyo nombre querríamos ignorar. Curiosamente en el cine americano, recordar El gran Lebowski, la divertida película de los hermanos Cohen, se recrea el magistral retrato de un auténtico nota, interpretación inolvidable de Jeff Bridges. No sé si el asunto de los milennials tendrá algo que ver, pero coincidirán conmigo en que ha aumentado espectacularmente, el número de notas por metro cuadrado. ¿Qué no? Oído al parche.

Un nota de 26 años, acudió al hospital Gregorio Marañón de Madrid, a visitar a su abuelo ingresado de una afección pulmonar grave. Cuando estaba sólo, decidió desenchufar el respirador artificial del anciano, para cargar su teléfono móvil. Lo usó para sacar unas fotos del abuelo y subirlas a Instagram. Por suerte, el viejo alcanzó el mando, para avisar a la enfermería. Cuando lo vieron, estaba dando las últimas boqueás. Se salvó de milagro.

Otro nota, esta vez italiano, se presenta con su novia, en el aeropuerto de Jerez, para asistir a la final de la Champions League. Cuando se entera que en el estadio de Cádiz no caben más de 25.000 espectadores, empieza a mosquearse. Los empleados del aeropuerto lo sacan de su error: confundir Cardiff con Cádiz. Un remedo malo del chiste del soldado que lloraba en Bosnia Herzegovina, porque él pensaba que lo mandaban a Bornos o a Medina. Y para remate de corrida, un nota político que de todo ha de haber en la viña del Señor. Debate de los presupuestos generales del estado en el Congreso de los Diputados. El gobierno argumenta, cargado de razones, que el aumento de la amenaza yihadista, tristemente visible en los horribles atentados en Reino Unido y los riesgos de ataques informáticos de gran magnitud, recordar el último a Telefónica, ponen de manifiesto la necesidad de ampliar la plantilla y el presupuesto de nuestro Centro Nacional de Inteligencia. Ustedes pensarán que con estas medidas, cualquier persona sensata estaría de acuerdo. Pues no. Un nota llamado Rufián va y le larga a los periodistas: "un país decente no necesita más espías, sino más becas y más hospitales". Si le hiciéramos caso al nota, los terroristas llenarían con sus víctimas los nuevos hospitales que, eso sí, contarían con muchos becarios. Todo un consuelo.

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