La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El médico del diablo

La asombrosa historia de Félix Kersten vuelve a las librerías españolas gracias a sus memorias

Félix Kerstern fue un pacífico, amable y obeso fisioterapeuta finlandés de origen estonio que, tras perfeccionar con técnicas tibetanas su formación, logró tal pericia que en los años 20 estableció su consulta en Berlín y adquirió en toda Europa una fama que fue su gloria y su condena: llamado por Himmler en 1939, afectado crónicamente por dolorosos calambres que los médicos alemanes no lograban curar ni aliviar, sus milagrosas manos lo convirtieron durante cinco años en su sanador, estableciendo con su agradecido y siniestro paciente una intimidad y ascendencia que nadie tuvo. Las aprovechó para convertirse entre 1939 y 1945 en agente de los aliados, pasándoles informaciones que solo en el más íntimo entorno de Himmler podían obtenerse, y utilizando su influencia para salvar a unas 100.000 personas, entre ellas 60.000 judíos. Con riesgo constante de su vida: los poderosos Heydrich y Kaltenbrunner sospechaban de su doble juego e intentaron convencer a Himmler para que lo liquidara. Tras la guerra, una vez que su increíble historia fue confirmada, recibió numerosos honores internacionales, entre ellos el de Justo entre las Naciones con el que Israel reconoce a quienes arriesgaron sus vidas para salvar a judíos durante el Holocausto.

En 1956 se editaron sus diarios y en 1960 Joseph Kessel contó su asombrosa historia en la novela Manos milagrosas tras mantener largas entrevistas con Kersten. En su día la editaron en España Martínez Roca y el Círculo de Lectores pero hoy no hay edición en español, como sucede por desgracia con casi todas las obras de Kessel salvo En Siria, Mermoz, Viento de arena y la espléndida La guerra está aquí al lado, sus crónicas de la guerra civil española ilustradas con fotografías de Jean Moral.

Ahora Pasado y Presente edita Las confesiones de Himmler, las memorias del heroico "médico del diablo" presentadas por su hijo, Arno Kersten. En ellas, por cierto, el nazi despotrica de Franco y la Iglesia española por no entrar en la guerra: "Franco es un ingrato y un traidor… La Iglesia católica procurará que no entre en la guerra… ¡Este simio no quería abandonar la neutralidad!... Al parecer quería conseguir ciertas ventajas con los aliados… Tras la victoria ahorcaremos al desgraciado de Franco y a sus obispos y cardenales". Involuntario favor que les hace. Ojalá esta edición anime a la reedición de la estupenda novela biográfica de Kessel. La figura de Kersten lo merece.

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