El libro, hoy en Algeciras

Creo que desde la estatura literaria del inglés hay que levantar la cabeza para alcanzar a ver la del alcalaíno

El pasado sábado, día 22, unos cuantos medios españoles publicaron un comentario de la agencia Efe con un largo título: "Cervantes y Shakespeare: ni se conocieron, ni se copiaron, ni murieron el mismo día", cuyo contenido ayuda a conocer el esfuerzo que hicieron las instituciones para situar en el día 23 del mes de abril, la muerte de dos de las más grandes figuras de la literatura universal, que por serlo de dos de las lenguas más importantes, según ciertos y justificados criterios que se hablan en este mundo, se han constituido en decisivas para la ubicación en tiempo y forma del Día del Libro.

"Día del Libro y del Derecho de Autor" es como lo define la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura o UNESCO. Dícese que el día 23 del mes de abril de 1616, murieron nuestros dos grandes personajes, el uno inglés; de Stratford-upon-Avon, una ciudad-mercado medieval, apenas conocida más allá de sus alrededores, situada cerca de Birmingham y al noroeste de Londres; y el otro español, de (se admite) Alcalá de Henares, adonde, en cualquier caso, fue bautizado. Esta última, ciudad universitaria de relevancia internacional, es la primera del mundo que se concibió precisamente para albergar a una universidad. La declaración promulgada por la UNESCO, el día 2 de diciembre de 1998, como Patrimonio de la Humanidad no es más que una consecuencia elemental de las muchas razones que pudieran ser dadas para justificarlo.

Las dos ciudades acogen en su nombre el de un río, Avon en el de la inglesa y Henares en el de la española. Tal vez sea la única coincidencia, pues, como nos dice la crónica de la agencia Efe, no es nada probable que alguno de nuestros personajes supiera del otro. No se encontraron jamás y cultivaron géneros literarios diferentes y distantes en concepto, métrica y método. Además, Cervantes murió el día 22 y no el 23, que fue el de su enterramiento, y Shakespeare el 3 de mayo, pues aunque lo fuera el 23 de abril, la referencia era el calendario juliano y no el gregoriano, que es el que se toma para la fecha del fallecimiento de Cervantes.

Me unen a Cervantes y, sobre todo, a Alcalá de Henares, vínculos incomparables con los que pudiera inventarme con Shakespeare. Pero, créanme, no es por ello por lo que creo que desde la estatura literaria del dramaturgo de la Gran Bretaña, hay que levantar mucho la cabeza para alcanzar a ver la del alcalaíno.

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