el mástil

Margarita García / Díaz / Malgara_gd@hotmail.com

Mucho más que 20 horas

LAS 20 horas de docencia pueden ser más, incluso de otras materias afines a la tuya. Ciertamente, también menos. Pero, las clases hay que prepararlas y, después: CORREGIR. Luego están las reuniones y los diferentes equipos que en un centro analizan, debaten, programan, evalúan y deciden, como también la atención personalizada a alumnos y padres.

El profesorado tiene que estar siempre formándose. En los últimos cursos, los ultraportátiles, sus programas informáticos y las pizarras digitales. Herramientas fantásticas -revolucionarias- que hay que aprender a manejar y utilizar de forma didáctica, que obligan a modificar toda la metodología.

Luego están las actividades extraescolares y complementarias, que llevan a profesores y maestros a movilizarse con decenas de niños o jóvenes, con la responsabilidad que supone, con 24 horas a pie de tajo durante los viajes y una ingente labor dinamizadora.

Por si fuera poco, todavía algunos tienen ganas de editar revistas, impulsar proyectos de lectura, cálculo, expresión artística, intercambios lingüísticos,... Se mantienen coros, grupos de teatro y equipos deportivos. Se organizan fiestas, exposiciones, concursos y graduaciones. Porque se tiene una fe enorme en la educación, se entiende como una suerte la tremenda carga emotiva que trabajar con jóvenes significa y se parte del convencimiento de que enseñar es el mejor trabajo posible. Yo calculo que, incluidas las tutorías que se hacen en bares y supermercados, ser profesor, te puede ocupar casi toda tu vida. Y flojos, también los hay. Como en todas partes.

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