La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El fiestorrón de Macron

La celebración de la positiva y necesaria victoria de Macron degeneró en el fiestorrón hortera de 'La gran belleza'

Para celebrar la victoria que nos ha librado a todos de madame Le Pen, Macron escogió en primer lugar la plaza de Joffre, junto al Campo de Marte, por su simbolismo a la vez revolucionario e integrador: allí se celebró el 14 de julio de 1790 la multitudinaria Fiesta de la Federación que festejaba la unidad de la nueva Francia. El Ayuntamiento se la negó y los asesores se decidieron por el Louvre. Se trataba de evitar las connotaciones de izquierdas o derechas que les habían dado a la Bastilla y la Concordia las celebraciones de otras victorias. Estrategias comprensibles en un candidato liberal y centrista. Lo preocupante es la basura hortera, discotequera, botellonera, vulgar, grosera y estúpida en la que se convirtió el fiestorrón de Macron con las actuaciones de Magic System, Dj Anthony y otros Dj o solistas acompañados de gogós. La cosa sonaba a concentración botellonera de coches tuneados con los capós levantados para que atruenen bien los bajos tribales de los altavoces subwoofer.

Mientras se sucedían las actuaciones la realización mostraba el cortejo del nuevo presidente camino del Louvre, grabado desde una moto a toda velocidad que seguía a los coches policiales con sus luces azules, una nube de motoristas y los coches oficiales. Cuando Macron llegó, los realizadores y diseñadores del acto -tal vez inspirados por El triunfo de la voluntad de la Riefensthal- decidieron mostrarlo totalmente solo avanzando desde el fondo del inmenso escenario mientras sonaba una versión -juraría que alterada- del Himno de la Alegría de Beethoven, símbolo de la Europa pisoteada en el escenario. Al llegar al enorme proscenio se produjo el momento más Fellini o Sorrentino, porque Macron lo compartió durante unos momentos, entre otros, con una señorita gogó ataviada de marciana (un poco a lo Barbarella).

Este circo, que no es nuevo, puede simbolizar la muerte de la política de ideas y el triunfo de la telepolítica o la política espectáculo. Y sobre todo, la muerte de una cierta idea de Europa. Les recomiendo un ejercicio devastador: busquen en You Tube el fiesterrón de Macron (tecleen "Le départ du cortège d'Emmanuel Macron vers le Louvre", "La victoire de Macron au Louvre en fête" o "Suivez la fête de victoire d'Emmanuel Macron à la pyramide du Louvre") y la secuencia de la fiesta de La gran belleza de Sorrentino (tecleen La grande bellezza Party 720p). Y comparen.

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