El mástil

Ildefonso / Sena / Isena@imagenta.es

La estadística

UN profesor de Matemáticas que tuve en bachillerato decía que hay "mentirijillas, mentiras, mentiras gordas y estadística". Usaba ese tono jocoso para introducir a los alumnos en esa parcela de las ciencias exactas tan utilizada en la sociedad que vivimos. Sostiene esa disciplina que, para sacar conclusiones fiables, es necesario contar con una muestra lo más amplia posible. Así, casi siempre se acierta.

Las generalizaciones son odiosas, reza el dicho popular. "Todos los pájaros comen trigo, y las culpas al gorrión", añade el refranero.

Viene todo esto a cuento de un reciente viaje de cuatro días a Portugal. En todas y cada una de las experiencias en el sector servicios, limitándolas a bares y restaurantes, la atención fue exquisita y el producto de primera calidad. No hubo un lugar visitado donde los camareros no nos recibieran con una sonrisa de oreja a oreja, haciendo gala de profesionalidad y saber estar sin llegar al servilismo.

A la vuelta, atravesada una frontera que ya es virtual, la primera parada de avituallamiento la hicimos en un restaurante de un pueblo extremeño: malas caras, peores formas, y deficiente producto. La segunda en un pueblo de Sevilla: mala educación, servicio exasperante. Y así, hasta dos experiencias más por el camino.

Y digo yo: ¿fue casualidad, o la muestra suficiente de que este país o lo que sea está entrando en una dinámica de cargarse su gallina de oro del turismo?

¿Dónde han quedado la buena educación y las formas? ¿Dónde la profesionalidad de esos buenos camareros que, sin ser serviles, te invitan por sí solos a volver si, encima, el producto es bueno? O puede que simplemente fuera un caso de mala suerte en España y de aciertos en Portugal. Pero la estadística ha resultado demoledora, así que compárela con su propia experiencia y saque sus conclusiones.

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