El espanto de Bruselas

Los independentistas catalanes no tienen un partido fuerte, sino una amalgama de aventureros

Los procedimientos de Carles Puigdemont desde que se fue al presunto exilio de Bruselas son espantosos. Se ha convertido en un espantapájaros. Ha montado una ficción de presidente telemático que sólo se cree él mismo. Incluso ha creado una web del Gobierno de la República Catalana, una institución falsa e ilegal. La espantada de políticos independentistas , que anuncian su regreso a la actividad privada, se debe al convencimiento de que ya no hay nada serio que decidir, y que para las cuestiones pendientes con la Justicia es preferible hacer mutis por el foro. Pero esto no solucionará el problema que nos espera en los próximos meses.

Las deserciones del independentismo catalán son importantes. Empezó Santi Vila, valorado como el consejero de la Generalitat más sensato. Se fue antes de la aplicación del artículo 155. Se libró de la cárcel, a diferencia de otros colegas. Se dijo que era la gran esperanza para volver a un nacionalismo del seny. Hasta que se comprobó que eso es imposible, al menos mientras siga el espectáculo de Puigdemont.

Más recientemente, han seguido las retiradas. Entre otros de menor importancia, está Artur Mas, que fue el padre del invento, y se ha quedado fuera del juego. La sangría en ERC es muy importante, con el agravante de tener en la cárcel a Oriol Junqueras, que es su líder natural. Los Jordis ya no son lo que eran. Si se analiza la lista de ERC del 21 de diciembre, se verá que ha quedado rota y descabezada. A Marta Rovira se le está poniendo la cara de sepulturera. ERC vuelve a ser un partido acordeón, que se hincha o se afloja, según. Los independentistas no tienen un partido fuerte, sino una amalgama de aventureros.

Pero eso no significa que España haya ganado la batalla, ni que vuelvan al redil de la Constitución y el Estatuto renunciando a la independencia. En Bruselas está Puigdemont, que se ha convertido en el verdadero líder de la ilegalidad. A pesar de las trabas burocráticas para que presida la Generalitat, sigue incordiando, y seguirá, que es lo peor. Su situación anormal no se ha resuelto. Al Gobierno de Rajoy le ha faltado firmeza ante Bélgica. Este señor mantiene unas condiciones privilegiadas, sin nada ni nadie que le moleste. Vive como un rey, aunque aspire a la República catalana.

Al ser judicializado todo el conflicto catalán, se ha perdido el control político, que era importante. Cataluña está en un callejón sin salida. El problema sigue sin solución. Y sin ideas para solucionarlo.

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