Rainer Maria Rilke, dejó escrito que "la verdadera patria del hombre es la infancia". Tomándome la osada libertad de apostillar al célebre poeta austríaco, yo añadiría a esa patria común, los personajes de los tebeos o comics que entonces, descubrimos. Así podríamos diferenciar a los seguidores de Tintín, de los de Astérix, a los de los Transformers de los de Mortadelo y Filemón. Dime quienes fueron tus héroes de viñeta y te diré la edad que tienes. Los de mi quinta, crecimos bajo la influencia de un par de dúos. Uno de ellos era el formado por el detective Roberto Alcázar y su juvenil compañero Pedrín. Roberto investigaba crímenes y Pedrín ponía zancadillas y golpeaba con una pequeña porra. De Alcázar, aprendimos la sagacidad y de Pedrín, la mala leche.

El Capitán Trueno, con su compañero Crispín, sin olvidar a Sigrid y Goliath, encarnaba al aventurero universal. Logró que los posteriores Hans Solo de la Guerra de las Galaxias o el arqueólogo Indiana Jones, no lograran nunca sorprendernos. Ya conocíamos con el Capitán Trueno, todas las trampas, arenas movedizas, serpientes y pulpos asfixiantes, paredes que se contraen y pozos sin fondo. Con todo, hay una escena de Trueno que quedó para siempre en mi memoria, al mismo nivel que la identidad real de los Reyes Magos. Imagínenselo, el Capitán Trueno, duerme plácidamente dentro de su tienda y subrepticiamente, se cuela un enemigo sarraceno, téngase en cuenta que estamos en la tercera cruzada y le asesta una feroz puñalada en el pecho. Contenemos la respiración porque el asunto tiene mala pinta, pero de pronto, el Capitán se incorpora y dice la frase lapidaria: ¡Mi cota de malla, me ha salvado una vez más!. Así se forjan las leyendas. Además, todavía no se habían inventado ni el acero inoxidable, ni el titanio, ni mucho menos el kévlar.

Si alguna vez, pisara la lámpara y el genio me ofreciera colmar uno de mis deseos, lo tengo claro: quiero una cota de malla como la del Capitán Trueno. Si me la concedieran, podría soportar sin daño, las continuas puñaladas de los supremacistas catalanes, el cachondeo del gobierno con la subida de ¡un 0,25! a los jubilados, las estadísticas triunfales de la Junta de Andalucía y una Justicia que piensa más en los asesinos que en las víctimas. Capitán Trueno, por favor, mientras aparece el genio: ¿nos prestas tu cota de malla?.

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