Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Los chinos y la mesa camilla

Los PGE ponen en entredicho la articulación de Españamucho más que cualquier manifestación llena de esteladas

Primero fueron los 20 millones de euros presupuestados para el tramo ferroviario Algeciras-Bobadilla, con lo que la obra estaría lista dentro de 64 años. Luego, a la vista del revuelo, vino el compromiso de los dirigentes locales del PP de trabajar en una "autoenmienda" al proyecto del Gobierno. Más tarde se produjo el acuerdo en el Senado PSOE-PP para que la obra contase anualmente con 750 millones de euros, más otros tantos para Almería a fin de evitar agravios intrarregionales. Y al final, nada de nada porque no ha habido aumento de esos 20 millones. Eso sí, vascos (5.200 millones), canarios (1.500 millones) y asturianos (65 millones) sí han logrado sacar tajada a cambio de su voto en favor de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2017, un texto que en su redacción final pone en entredicho la articulación de España mucho más de lo que pudiera hacerlo cualquier manifestación independentista repleta de esteladas o ikurriñas. No estamos hablando de fuegos artificiales, sino de grandes inversiones, de dinero contante y sonante del Estado cuya distribución territorial se ha decidido no en función de criterios de equidad, sino por tirones nacionalistas, mucho más valiosos que cualquier plan estratégico diseñado por unos expertos, no digamos que un programa electoral.

Oí a Felipe González en cierta ocasión que el secreto de China para lograr un crecimiento económico anual del 8 o el 9% es bien sencillo: en el país asiático, la toma de decisiones estratégicas depende de un grupo muy reducido de dirigentes que tiene a su disposición a mil millones de personas para ejecutarlas, así suponga alzar una ciudad en mitad de la nada, construir una presa gigante o desarrollar a toda pastilla talentos universitarios en un área específica. No hay asomo de elogio a ese modelo ni mucho menos a lo que implica su implantación, aunque los modelos se imiten. En España y a la vista de todos se ha constituido otra mesa camilla en la que un puñado de diputados nacionalistas han ganado un pulso decisivo al Gobierno a cambio de garantizarle su estabilidad durante los próximos cuatro años. El pato lo pagamos la tropa de siempre, especialmente los andaluces.

Enterrado sin honores el PA tras un suicidio asistido, es poco probable que la solución para Andalucía sea repetir el modelo nacionalista de otras comunidades, con la creación de un partido análogo a aquellos. Y tampoco hay muchas esperanzas de que el PP de Rajoy y el PSOE de Sánchez se pongan de acuerdo en una distribución más sensata y justa de los recursos públicos. ¿Y si nuestros diputados y senadores votasen en conciencia, en favor de los intereses de quienes les han votado, en lugar de seguir las instrucciones de sus jefes de partido? Demasiado bonito para ser cierto.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios