Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

20 años

Estamos en deuda con un presidente con vocación de corredor de fondo, presente en las estrategias y en los detalles

Quién sabe, debe ser cosa del sentimiento de culpa herededado de nuestra tradición judeo-cristiana. Por eso quienes trabajan con Manolo Morón le han oído decir no una ni dos, sino muchas veces, aquello de que los aciertos en una empresa hay que atribuirlos a los trabajadores, al colectivo, mientras que los errores deben ser reprochados únicamente a los directivos. Seguro que tiene razón, no porque dicha afirmación sea siempre y estrictamente verdad, sino porque limitar las responsabilidades es una fórmula eficaz para cerrar capítulo y abrir uno nuevo tras un fracaso. También acierta Morón en dar ejemplo de humildad porque con ello mantiene la cabeza fría y deja en evidencia a tanto encumbrado sin méritos, pero más discutible es que se eche sobre la espalda responsabilidades que no dependen de manera alguna de sí mismo.

El caso es que todo ello quedó plasmado por el presidente de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras (APBA) hace una semana en un artículo publicado en Europa Sur, en el que hizo un balance muy singular de sus 20 años de gestión. A muchos de quienes lo leímos no nos extrañó que Morón pidiera en ese texto disculpas no solo por los objetivos que, pese a sus esfuerzos, no ha podido ver cumplidos (el tren, mejores accesos, liberar el Llano Amarillo...) sino también por la defensa a ultranza que siempre ha hecho de nuestro puerto porque ello, intuye, ha podido ir en perjuicio en ocasiones de estos muelles. Y ya se sabe la mala baba que gastan en algunos de esos despachos ministeriales con suelo de madera noble.

En ese artículo, sin embargo, no mencionó que el Puerto de Algeciras (y Tarifa) superó en 2017 por segundo año consecutivo y pese a la crisis de la estiba un trasiego de mercancías superior a 100 millones de toneladas, cifra que lo consolida en el cuarto lugar entre los europeos. Tampoco citó que en esas dos décadas se han duplicado de lejos los tráficos, la superficie destinada a labores portuarias, los empleos y el valor añadido, que se han diversificado los operadores y sus actividades y que la construcción de Tánger-Med, pese a los temores iniciales, ha sido aprovechada como acicate para mejorar la competitividad y tender un puente permanente con el norte de África. También obvió que las instalaciones portuarias algecireñas cuentan por decisión de Puertos del Estado con bastante menos personal directivo y de plantilla que los de Barcelona o Valencia, aunque aventaja a ambos en actividad, que no en favores externos. O que de contar con una conexión ferroviaria del S. XXI para dar agilidad a la entrada y salida de contenedores se podría dar un paso de gigante como puerto de importación y exportación, sin abandonar por ello su perfil de zona logística estratégica a nivel mundial para las navieras que cruzan por el Estrecho.

Este artículo toma prestado sin permiso de Manuel Morón el título de aquel otro porque era obligado hacer otro balance de sus 20 años y porque esta comarca está en deuda con un presidente con vocación de corredor de fondo que ha sabido construir un gran grupo humano, que se hace presente en lo grande y lo pequeño, en las grandes líneas estratégicas y también en los detalles que definen a las personas que dan aliento a quienes les rodean. Y porque como buen bético será siempre fiel a su equipo portuario, manque pierda, que no es el caso.

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